El Doctor Pere Gascón que nació en Barcelona en 1949 y es uno de los máximos expertos investigadores internacionales que vincula sistema nervioso –las neuronas, el cerebro– y el cáncer. Ejerció en el servicio de Oncología del Hospital Clínic. Fue su responsable hasta el 2015 y ha demostrado que existe una estrecha relación entre la inflamación, el sistema nervioso y el tumor maligno. Las personas que se hunden durante meses en una depresión a causa de una muerte cercana están en riesgo.
Como explica la Dra. Esther Ibáñez que tuvo la oportunidad de asistir a una de las clases magistrales del Dr. Pere Gascón sobre últimos avances en oncología. “Quedé gratamente sorprendida ante un hombre de espíritu atemporal, de mente abierta y amante de la investigación. Trabajó durante 24 años en EEUU en algunos de los centros de mayor prestigio en su profesión. En una histórica entrevista en La Vanguardia algunas de sus respuestas han sido sorprendentes como el reconocimiento de algunos casos de remisiones espontáneas que él relaciona con el sistema inmunológico o el convencimiento de que un impacto emocional crónico tiene relación con la aparición de cáncer. Reproduzco sus respuestas a continuación:
¿Puede un cáncer estar ligado a una sacudida anímica, a un bache vital?
Sí. Tenemos datos: cuando una persona tiene un bache muy importante en su vida, puede afectar. Pero no una sacudida aguda, ¿eh?, sino crónica. Estoy convencido de que un impacto emocional crónico tiene efecto relacional con el cáncer. Pero como el cáncer tarda en desarrollarse de 20 a 30 años es imposible en algunos casos. Quedarte en el paro, divorciarte, perder un hijo puede producirte una depresión brutal, nada más, de entrada. Pero nuestro cuerpo está desarrollando elementos malignos continuamente.
Y nuestro cuerpo los elimina. Cuando pasas por uno de esos baches emocionales el sistema inmunológico baja sus defensas y ahí ve su oportunidad el cáncer. En animales se ha demostrado: el estrés les acelera el proceso.
¿Ha presenciado alguna curación para la que no tenga respuesta científica?
Yo no. Pero pasa, están descritas y publicadas. Yo creo que la respuesta a eso es inmunológica. El propio cuerpo es capaz de dominar el mal que le invade, pero eso ocurre muy pocas veces.
En otra entrevista concedida a El Periódico queda clara su visión sobre esta relación entre impacto emocional crónico y aparición de tumores malignos.
Usted ha estudiado la relación entre sistema inmunológico y cáncer.
Soy inmunólogo tumoral y siempre he investigado el microambiente que rodea al tumor: los linfocitos, los macrófagos… con el fin de atacar al cáncer. Por desgracia, hemos visto que cuando un tumor se ha aposentado bien, las células de su microambiente, que son parte del sistema inmunológico, cambian de chaqueta y se ponen de parte del tumor.
Autoagrede
Sí. Los macrófagos, que estaban para defendernos, se pasan al bando del cáncer. Los fibroblastos, que daban consistencia al tejido conectivo, apoyan al tumor, que las compra y lo favorecen. Así en todos los cánceres.
¿Y en las metástasis? [Diseminación de un cáncer a varios órganos]
Sabemos que cuando se produce una metástasis existe un nido celular previo que se aprovecha de procesos inflamatorios crónicos asintomáticos, que tenemos en diferentes partes del cuerpo sin saberlo. El cáncer crece en núcleos inflamatorios.
¿Siempre?
Sí. Esto es muy importante. El cáncer siempre surge de un proceso inflamatorio, y crece más en ese ambiente. Es su microambiente.
¿Un ejemplo?
Fácil: ¿qué hace el tabaco? Causa una inflamación crónica en los pulmones. Fumas e irritas constantemente los bronquios. Eso es un campo abonado –no todos los fumadores lo sufrirán– para que una célula cancerosa anide allí. Para que se produzca una mutación.
¿Qué ocurre en una inflamación?
Las células del propio tejido inflamado se van multiplicando, con intención de repararlo, hasta que hay un error. La inflamación indica que hay células activadas por un virus, el tabaco, asbestos… No hablo de la inflamación que surge cuando te tuerces un tobillo. Esa no es cancerosa.
¿La solución del cáncer vendrá del propio sistema inmunológico?
Es uno de los futuros más actuales. Se han identificado las células que impedían actuar al sistema inmunológico que debe defendernos. Esto es una revolución de hace cinco años. Hay fármacos específicos para tratar metástasis por melanoma, cáncer de riñón, y otros. Esas personas, antes morían en pocas semanas y ahora están viviendo hasta cinco años. La línea inmunológica puede ser la respuesta al cáncer en la primera mitad del siglo XXI
¿Y en qué está usted?
En el desarrollo de algo que identifiqué hace 20 años, cuando trabajaba en EEUU. Descubrí que células del cáncer de mama tenían un receptor [enlace] que es un neurotransmisor [mensajero químico entre neuronas]. Yo siempre he tenido la neurología en la cabeza, y la he estudiado muchísimo. Entonces pensé: si un producto de las neuronas libera una sustancia que se une a un receptor de la célula cancerosa, eso significa que existe una comunicación entre sistema nervioso y cáncer.
¿Lo confirmó?
Sí. Un investigador de Sevilla, Miguel Muñoz, siguió mis publicaciones y demostró que prácticamente en todas las células cancerosas que él estudió existía aquél receptor neuronal que yo encontré. Lo detectó en tumores de colon, próstata, pulmón, cerebro y leucemias.
¿Y qué ocurrió?
Vimos que esos cánceres también tienen receptores de otro neurotransmisor, la adrenalina. Luego, si en las células cancerosas existen receptores de neurotransmisores, eso significa que el sistema nervioso está dialogando con el cáncer. Y ahora viene lo fuerte.
Adelante.
Últimamente, hemos demostrado que el sistema nervioso, en general, propicia el crecimiento del cáncer, forma parte de la tumorogénesis, es decir, de la formación y el crecimiento del tumor. Varios investigadores de EEUU han aludido a esa relación en sus publicaciones.
¿Adónde lleva todo esto?
Hace 20 años que voy detrás de demostrar que existe una conexión entre el sistema nervioso y el cáncer. Y es lógico, porque el sistema nervioso nos regula el ritmo cardiaco, la respiración, el intestino. Todo. La sustancia que yo he estudiado es un neurotransmisor inflamatorio: he observado la conexión entre inflamación, cáncer y sistema nervioso.
¿Esto relaciona al cáncer con los choques emocionales fuertes?
Por ahí puede ir la cosa. Pero, yo he dicho por activa y por pasiva que las emociones no causan cáncer. El cáncer es consecuencia de un proceso lento, y el organismo tiene una capacidad de regeneración brutal. No es fácil generarlo. Surge de la rotura de muchos sistemas corporales. Hay personas de 50 y pocos años que pierden el trabajo y año y medio después les surge un cáncer.
De múltiples coincidencias.
–Sí. Cada vez tenemos más evidencias de que cuando una persona sufre estrés crónico, de meses –por la muerte de una persona que te rompe la vida o la pérdida de un hijo–esas emociones conducen a un estrés en el que se liberan citoquinas inflamatorias, sustancias que crean un ambiente proinflamatorio del que no se es consciente.
¿El sistema nervioso potencia las defensas inmunológicas?
Claro. Cuando el sistema nervioso está equilibrado, las defensas están óptimas. Esto se ha demostrado. Un buen sistema nervioso que permite dormir bien, estar equilibrado y hacer ejercicio físico potencia el sistema de defensas. Y a la inversa, sabemos que los estados estresantes, deprimentes y crónicos, son estados proinflamatorios.
Riesgo de cáncer.
Lo que causa el cáncer no es la emoción, sino el proceso que conduce a un ambiente celular inflamatorio, que es esa situación personal negativa. El estrés emocional crónico puede poner en marcha el proceso que inicia un cáncer.
¿Qué tipo de estrés es maligno?
El continuo, que va ligado a una depresión e impide dormir. Puede tener su origen en el trabajo o en una vida familiar infernal.
¿El control mental de cada persona en esas circunstancias límite es determinante?
Sí. El control mental de cada cual es determinante. Se suma a su predisposición genética.
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