No es fácil decir «estoy enojado» y permanecer con el hecho sin intentar cambiarlo, sin buscar una explicación. Una de las más sutiles recomendaciones de Krishnamurti en sus enseñanzas es hacer precisamente eso, “permanecer con un hecho sin intentar cambiarlo”. La FKL (Fundación Krishnamurti Latinoamérica) nos explica esto con un bello ejemplo muy esclarecedor que os dejamos a continuación:
“No sé si se han dado cuenta de que vivir con algo desagradable sin corromperlo es muy difícil».
Jiddu Krishnamurti
Conversación entre una madre y su hija que podría haber sucedido a cualquiera de nosotros, en cualquier país, en cualquier parque…
Llega la niña triste, enfadada y le dice a su madre: «Mamá, se están burlando de mí mis amigos porque no quiero subir a lo alto del columpio, me llaman gallina«.
En seguida, la madre abraza a su hija, la consuela y le dice que no juegue más con ellos. Pero la niña sigue llorando, el consuelo no le sirve, y la recomendación de su madre menos, son sus amigos, ¿cómo va a dejar de jugar con ellos? Entonces, la madre cambia de enfoque y pasa a analizar la situación diciendo que si sus amigos la llaman gallina es porque saben que eso le duele, y en el fondo es lo que quieren, fastidiarla, que se enfade. De modo que ahora le recomienda que siga jugando con ellos pero sin hacerles caso, sin enfadarse; le dice que tiene que ignorarlos, que así ellos desistirán.
La niña mira a su madre con desconcierto y los ojos llenos de lágrimas, le lanza: «No puedo hacer eso, es que me molesta profundamente que me llamen gallina, no puedo ignorarlos, fingir. ¡Cómo se nota que eso no te está pasando a ti!«. Ahora es la madre la que se queda desarmada, sin palabras y sin recursos para ayudar a su hija.
Es interesante ver cómo todas aquellas frases que empiezan por «Hay que», «Tienes que», «Debes», «No debes», «Deberías», etc., en realidad no ayudan en absoluto a resolver el conflicto. A la niña de la historia, nada de todo eso le vale, todas las explicaciones, por muy lógicas y bien intencionadas, no le sirven. Y entonces, ¿qué? ¿Tiene remedio esta situación?
De repente, otro niño que comía su bocadillo sentado tranquilamente, le preguntó a la niña con total naturalidad: «¿Tienes miedo de subir al columpio?« La niña, también de forma natural, asintió con la cabeza, a lo cual el niño replicó con la misma espontaneidad: «¿Y por qué no se lo dices si eso es la verdad?«
La niña se quedó perpleja y la madre también. Había algo diferente en la propuesta del niño. De alguna forma, él no buscaba cambiar la realidad ni cambiar la actitud de nadie, él solo invitaba a encarar la realidad.
Compartimos esta anécdota del cotidiano, porque entendemos que la enseñanza no está separada de todos estos pequeños sucesos de nuestra vida. Relacionarnos con nuestros hijos, amigos, colegas de trabajo, en casa, en la oficina o en el parque, ahí es donde está el reto. Estas situaciones son las que nos muestran la gran dificultad que tenemos para encarar la realidad a la vez que se presentan como maravillosas oportunidades para abrazar este reto.
¡Cuántas veces hemos escuchado a Krishnamurti decirnos: «Es su vida»!
Reciban un afectuoso saludo,
La Junta de la FKL
Para más información : http://www.fkla.org/