Con la llegada del verano y del calor, beber mucha agua deja de ser una recomendación, para convertirse en una necesidad. Puede que no notes esa sensación de sed constante, pero tu cuerpo sí que la necesita. Si alguna vez te has preguntado por qué te cuesta rendir en el trabajo o en los estudios, probablemente es porque estés deshidratado.
Nuevas investigaciones apuntan a que la falta de agua en el organismo, no solo produce dolor muscular y somnolencia, sino que también podría llegar a provocar falta de concentración y cambios de humor, es decir, problemas en el cerebro.
Este descubrimiento supone un antes y un después en el mundo de la neurología, pues permitiría reducir los fallos de concentración en situaciones límite como en operaciones quirúrgicas.
Según 33 estudios del Instituto de Tecnología de Georgia, una deshidratación aparentemente leve del 1 o 2%, ya supondría un problema en términos de agudeza mental.
Si andas durante una hora a un buen ritmo o haces ejercicio de alta intensidad durante media hora, podrías alcanzar fácilmente esos porcentajes. «Un nivel de deshidratación de apenas el 2% de pérdida de masa corporal, ya puede impactar en la capacidad cognitiva de una persona, es decir, en los procesos intelectuales que le permiten percibir, pensar y recordar», explica Silvia Jereb, miembro de la Asociación Argentina de Nutricionistas (AADYND) y coordinadora del Grupo de Estudio de Neurointensivismo. «Tal como lo demostraron varios estudios científicos, estos síntomas pueden estar indicando un principio de deshidratación, pero que es fácilmente prevenible o reversible bebiendo más agua».
El mayor impedimento a la hora de evitar esta deshidratación, es no saber que la padeces, puesto que no obtienes ningún tipo de señal por parte de tu organismo, o son tan leves que no les prestas atención.
Uno de los estudios anteriormente mencionados, encontró esta relación mediante un experimento, donde le propusieron a una persona que no bebía agua en todo el día, es decir, deshidratada, completar unos juegos mentales.
Después, repitieron el proceso, pero estando completamente hidratada y los resultados fueron bastante mejores, reduciendo en un 12% los fallos.
Sin embargo, la clave no es beber más agua cuando sientas esa sensación de sed, sino acostumbrarte a hacerlo de forma regular, incrementando las cantidades en verano. De esta forma, tu concentración aumentará sin suponerte ningún esfuerzo.