“Lo que llevas es la manera de presentarte al mundo, sobre todo en la actualidad, cuando los contactos humanos son tan efímeros. La moda es un lenguaje instantáneo”.
Miuccia Prada
“La elegancia es una actitud”.
Longines & Audrey Hepburn
Hay ciertas cosas en la vida que no son cuantificables. No tienen peso ni medidas específicas, ni un formato concreto. La belleza o la elegancia, como reza el mítico eslogan de Longines con una maravillosa Audrey Hepburn como imagen de campaña, son una actitud. No importa la talla, ni los números. Son, simplemente. Y cuando luego ponemos la moda y el estilismo a su servicio, como hacen desde hace años conocidas marcas de moda, el resultado es un éxito total.
No importa la edad, la altura o el tipo de cuerpo que tengamos: Vernos y sentirnos bien refuerza nuestra confianza en nosotras y nosotros mismos. Escoger un ouftit adecuado resulta una tarea fácil si nos ponemos en las manos adecuadas: la moda es un arma poderosa, revela mucho de nuestra propia identidad y ayuda a sacar partido a los puntos fuertes de cada persona a través de lo que vestimos.
Es nuestra carta de presentación ante el mundo. Seamos más clásicos o más atrevidos, de gamas de color más sobrias o más vivas, tenemos todo un universo abierto ante nuestros ojos para ganar el match point en el open de los looks. No importa la época del año: en cada temporada encontramos propuestas interesantes y adecuadas a nuestro estilo, o favorables al cambio radical.
A lo largo de la historia, la moda ha estado al servicio de la vanguardia. Ha marcado épocas, transformándose y adaptándose a la sociedad, a las mentalidades y a sus demandas. Del limitado acceso de las élites a las prendas y tejidos más exóticos y suntuosos, ha ido evolucionando hacia la democratización progresiva de las propuestas de la alta costura llevada a la calle, al día a día, a la vorágine de la sociedad de consumo.
La famosa escritora Virginia Woolf era, curiosamente, una gran aficionada a la moda. En sus Diarios[1] recoge con frecuencia la preocupación que le causaba su forma de vestir, y la importancia que tenía, según su criterio, el estilo de cada uno frente a la sociedad: “Aunque pareciera una banalidad, dicen que la ropa tiene otro objetivo más allá de mantenernos cálidos. Cambia nuestra visión del mundo y la visión que tiene el mundo de nosotros”.
Coincidiendo con Woolf, la poeta Sylvia Plath también empleó la ropa y los complementos como una forma de presentarse ante el mundo, de expresar sus emociones y sus estados de ánimo. Su relación con la moda fue, desde temprana edad, muy estrecha y significativa, tanto como para dejar (al igual que la primera) constancia de eso en sus diarios personales y otros escritos[2]: prendas cómodas y versátiles, sencillas pero elegantes a un tiempo, dentro de una paleta de colores y tonalidades suaves (desde el amarillo al aguamarina), al disruptor rojo brillante (su color fetiche), en tejidos variados (del tweed al terciopelo). Todo tenía un significado en su forma de vestir: era su forma alternativa de lenguaje, como manifiesta la cita de Prada que abre este artículo.
Y es que, tal y como transmiten Woolf y Plath, la moda es una forma más de expresión, posee el don del cambio en uno mismo y en los demás. Sorprendiendo siempre (a veces, hasta el escándalo) nunca deja indiferentes a quienes observan. Y no se detiene ante nada: muta, se metamorfosea como un organismo vivo; avanza y regresa, es cíclica e innovadora al mismo tiempo. Las tendencias nos atrapan a todos, sea cual sea nuestra condición, profesión o estatus. Cada prenda de ropa, cada complemento, cada pequeño detalle de nuestro estilo dan como resultado una pieza de arte en movimiento. Las calles se convierten en un museo a cielo abierto, en una enorme pasarela de tendencias de combinaciones infinitas.
Y, puestos a escandalizar o sorprender o, simplemente, a dejarnos observar…, ¿por qué no hacerlo con la mejor de nuestras apariencias y la autoestima bien alta?
Porque, como decía el afamado joyero estadounidense Harry Winston, “La gente te va a mirar. Haz que valga la pena”.
Por: María Vázquez
[1] Woolf, V.; de Miguel, O. (trad.) (2017). El Diario de Virginia Woolf , Vol I (1915-1919). Ed. Tres Hermanas; Woolf, V.; de Miguel, O. (trad.) (2018). El Diario de Virginia Woolf, Vol II (1920-1924). Ed. Tres Hermanas, y Woolf, V.; de Miguel, O. (trad.) (2020). El Diario de Virginia Woolf, Vol III (1925-1930). Ed. Tres Hermanas.
[2] Plath, S.; Kukil, K.V. (ed.) (2000). The Unabridged Journals of Sylvia Plath. Knopf Doubleday Publishing Group