Entrevista con Ana Lena Rivera. De directiva de multinacional a escritora de intriga

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Ana Lena Rivera  había alcanzado el éxito profesional siendo directora de IT, una gran multinacional, a sus 45 años. Tras llegar a la cumbre laboral nace su hijo Alejandro y se da cuenta que la mayor felicidad no está en una silla de un gran despacho como directora sino en el amor que le da su hijo y su vocación por la escritura. Ana es una mujer que lucha contra la brecha salarial, por una igualdad de derechos y le llama la atención la gran deshumanización de la empresa y el liderazgo absoluto del beneficio empresarial. Son sus dos pasiones, su hijo y la escritura, las que hacen que un buen día despierte y decida dejarlo todo para dedicarse a lo que más le llenaba. Una decisión, para algunos, muy precipitada, para otros, valiente para el mundo en que vivimos hoy. Dicho y hecho, ella misma nos lo cuenta en esta entrevista.

De tener un excelente puesto directivo en una multinacional a dejarlo todo por el sueño de ser escritora ¿Cómo ha sido esta aventura?

Siempre apasionante, emocionante y, a veces, frustrante. Un cambio así inquieta un poco y no sucede de un día para otro: un día surge la idea, la apartas y esperas que se te pase, pero cada noche, cuando te acuestas, las ganas de cambiar siguen ahí, hasta que un día te das cuenta de que no se irán porque no les hagas caso y empiezas a plantearte cómo conseguirlo. Te haces un plan y unas cosas te salen bien y ese día te creces y lo disfrutas, piensas que estás cerca de lograrlo y sientes mucha ilusión. Otras veces, las cosas te salen menos bien y lo que piensas es que no sabes por qué se te ha ocurrido meterte en semejante jardín. El caso es que ya que te has embarcado en la aventura y necesitas saber donde te llevará así quesigues adelante hasta que llega el  día en que cambias en tu perfil de redes sociales la palabra directiva por la de escritora. Ese día da mucho vértigo, pero vértigo del bueno, como el de la montaña rusa.

 Y vas y ganas el premio Torrente Ballester con tu primera novela.

Eso fue algo grande. Cuando acabas la primera novela piensas «Ya soy escritora porque he escrito un libro, pero, si nadie me lee, ¿de qué sirve? Si no hago un poco mejor la vida de alguna persona, ¿qué sentido tiene escribir?» Y entonces, el jurado de un premio del prestigio del Torrente Ballester, no solo considera que tu obra es buena, si no que va a ponerle su sello para decirle a las gente: «Eh, leeros este libro, que merece la pena». Ese es el momento en que empiezas a creerte que lo que te está ocurriendo es cierto.

 ¿Te consideras afortunada por haber dejado de esa manera tan radical tu zona de confort?

Muy afortunada. Es lo que deseaba hacer desde hacía mucho tiempo y he tenido la suerte de que llegara mi momento. Para conseguir lo que sueñas es necesario pasión, esfuerzo y persistencia, pero no siempre que das lo mejor de ti, lo consigues. En la vida no hay garantías, hay siempre un componente de suerte, de que, un día, las cosas cuadren. Así que sí, definitivamente, me siento una persona muy afortunada.

 La novela negra es tu pasión desde que eras adolescente y has dado el salto de ser lectora a ponerte a escribirla ¿Ha sido un proceso sencillo para ti?

Leer ha sido una pasión muy importante en mi vida, y la novela de intriga se convirtió en mi favorita cuando, al final de mi infancia, descubrí una colección de novelas de Agatha Christie que había pertenecido a mis abuelos. A raíz de eso, llegaron a mi vida muchos autores que hicieron mi vida mucho más emocionante, que me acompañaron en momentos de soledad y me aportaron muchos puntos de vista diferentes sobre el mundo.  Eso puso la idea en mi cabeza de devolver lo que recibí de los grandes, e intentar escribir historias que acompañaran a otras personas igual que ellos lo hicieron conmigo.

Esto es fácil de pensar y complicado de llevar a la práctica. Para empezar,  he tenido que aprender a escribir. Una cosa es tener la historia en la cabeza y otra saber contarla de forma que el lector pueda disfrutarla, así que empecé a estudiar escritura en la Escuela de Escritores. Hoy tengo la suerte de tener a mi lado grandes escritores como Lara Moreno o Jose María Guelbenzu. En este oficio de escribir, nunca se termina de aprender y eso me encanta porque cada día tengo el reto de  ofrecerles a los lectores las mejores historias que sea capaz de contarles.

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 El ser madre también ha formado parte de esta metamorfosis ¿Hay un antes y un después en tu vida?

Han sido dos sucesos que coincidieron en el tiempo por casualidad. O quizás no.  Son dos grandes sueños cumplidos a la vez. La maternidad me ha generado un estado de euforia y convulsión emocional permanente. Ha intensificado mis sensaciones y me ha traído pensamientos y respuestas personales que desconocía. Incluso han vuelto a mi memoria recuerdos que había olvidado que tenía. Este estado, como el de todas las experiencias intensas, me lleva a una situación muy favorable para construir personajes complejos, con muchos matices. Mi gran reto que los lectores se identifiquen con los buenos y con los malos. Pretendo que mientras lean la novela todo sea acción, evasión y pasar un buen rato, pero que cuando la terminen, piensen cómo habrían actuado ellos, qué es lo justo y lo injusto y que sientan dudas por no poder ponerse 100% del lado de nadie, porque la vida suele ser así: ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos,

 Háblame de “Lo que callan los muertos” tu primera novela que aún no ha visto la luz y otras dos que creo ya están en ciernes.

Lo que callan los muertos es la primera novela de una serie de intriga protagonizada por Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes para el Estado, que ha huido del distrito financiero de Nueva York buscando refugio en el norte de España después de una tragedia personal. En la novela se entremezclan dos hechos diferentes, el inexplicable suicidio de una vecina que se tira al patio con una nota prendida en la falda dirigida al portero, con el caso que Gracia está investigando en ese momento: el de Don Marcelo Pravia, un anciano de ciento doce años de edad, ex militar franquista, que cobra una sustanciosa pensión de jubilación, no ha sido atendido por ningún médico en las últimas tres décadas y desde hace unos años se ha pasado a la banca por internet. Es una novela de intriga clásica, con un toque costumbrista, con mucho ritmo, con tensión, humor y un lado humano controvertido que pretende acompañarte en tus reflexiones tiempo después de leerla.

La segunda novela, Un asesino se esconde en tu sombra, está recién terminada. Cualquiera que quiera conocer a Gracia San Sebastián puede leer el primer capítulo de ambas en la web: www.analenarivera.com

 

Mucha gente vive con mucha angustia el mundo laboral en la sociedad que vivimos sin embargo tú has demostrado confianza y valentía ¿Qué les recomendarías?

Sensatez, ilusión, pasión y tenacidad.  Cuanto más cerca está nuestro trabajo de aquello que nos gusta, que se nos da bien y que nos permite vivir de ello, más felices seremos. Llegar a ese trabajo que nos hace saltar de la cama cada mañana con una sonrisa es como llevar dentro un surtidor de alegría. En cambio, muchos elegimos nuestra profesión por las «salidas» que tiene. Todavía hoy en día, escucho a padres decirle a sus hijos: «no estudies eso, que no tiene salida» o «estudia informática que tendrás trabajo seguro». La buena noticia es que siempre estamos a tiempo de cambiar. Requiere tiempo y esfuerzo porque, la mayoría de nosotros, tenemos que seguir manteniendo a nuestras familias durante el proceso de cambio, pero es posible y muy gratificante. Recomiendo escuchar solo a los que nos apoyan en el proceso y prescindir de los agoreros, pero, sobre todo, lo más importante es mantener la ilusión en los momentos de frustración y seguir adelante. A fin de cuentas, ¿hay algo más apasionante que dedicar la vida a perseguir nuestros sueños?

 

Para más información: http://analenarivera.com/biografia/

 

 

 

 

Ver en mylibreto: Lo que callan los muertos

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