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Los neurocientíficos han demostrado que la salud tiene mucho que ver con el estado de ánimo. Y la última evidencia de que la felicidad afecta a los genes ha venido dada por investigadores del Centro Cousins de PNEI de la Universidad de Los Ángeles y de la Universidad de Carolina del Norte.
El por qué las células humanas responden de manera saludable o no tiene que ver con la felicidad del individuo. Hay diferentes tipos de felicidad que tienen efectos diferentes en el genoma humano.
Personas con altos niveles de lo que se denomina “bienestar eudaimónico”, el tipo de felicidad que proviene de tener un sentido profundo de propósito y sentido en la vida mostraron perfiles muy favorables de expresión del gen y una fuerte expresión de genes antivirales y anticuerpos.
Sin embargo, gente con niveles relativamente altos de bienestar hedónico, el tipo de felicidad que proviene de una gratificación consumistamostraron justamente lo contrario. Tenían un perfil de expresión adverso, incluyendo una alta inflamación y una baja expresión del gen antiviral y anticuerpos.
Durante los últimos 10 años, Steven Cole, Profesor de Medicina de la UCLA y miembro del Centro Cousins de la UCLA, y sus colegas, que incluyen a la autora principal Barbara L. Fredrickson de la Universidad de Carolina del Norte, han examinado cómo responde el genoma humano al estrés, la tristeza, el miedo y a todo tipo de psicologías negativas.
En este estudio, sin embargo, los investigadores preguntaron cómo el genoma humano respondería a la Psicología Positiva. ¿Esto es, de forma exactamente opuesta al estrés y la tristeza, o el bienestar positivo?
Hacer el bien nos mantiene sanos
Los investigadores examinaron las implicaciones biológicas de ambos bienestares, el hedónico y el eudaimónico a través de lentes del genoma humano, un sistema de unos 21.000 genes que han evolucionado fundamentalmente para ayudar a los humanos a sobrevivir y estar bien.
Esta respuesta, según dice Cole, seguramente evolucionó para ayudar al sistema inmune a revertir los patrones cambiantes de las amenazas microbianas que han estado asociadas ancestralmente a las cambiantes condiciones socio-ambientales; estas amenazas incluyen a las infecciones bacterianas de heridas causadas por conflictos sociales y un aumento en el riesgo de infecciones virales asociadas al contacto social.
“Pero en la sociedad contemporánea y en nuestro entorno tan distinto, la activación crónica por amenazas sociales o simbólicas, pueden promover la inflamación y causar enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y otras y pueden disminuir la resistencia a las infecciones virales”, dice Cole, el autor senior de la investigación.
“Lo que nos dice este estudio es que hacer el bien y sentirse bien tienen efectos muy diferentes en el genoma humano, a pesar de generar niveles similares de emociones positivas”, dijo. “Aparentemente, el genoma humano es mucho más sensible a las diferentes formas de obtener felicidad de lo que lo es la mente consciente”.
Fuente:
Universidad de California – Los Angeles