Una gran parte de las Universidades de todo el mundo publican curiosos estudios sobre los más variados temas. En esta ocasión han sido biólogos de la Universidad de Pennsylvania quienes han demostrado que la generosidad tiene más éxito en la naturaleza.
Este estudio ha puesto de manifiesto –según ha confirmado uno de los biólogos que ha participado en el estudio llamado Plotkin– que “Nuestro trabajo muestra que no existen estrategias egoístas que tengan éxito en la naturaleza. Las únicas estrategias que son evolutivamente robustas son las generosas”.
Ésta parece ser una característica de los seres vivos en general «Cuando las personas actúan generosamente sienten que es casi instintivo y, de hecho, una gran cantidad de literatura en psicología evolutiva muestra que las personas obtienen la felicidad por ser generosas«, resalta Plotkin. «No es sólo en los seres humanos. Por supuesto, los insectos sociales se comportan de esta manera, pero incluso las bacterias y los virus comparten productos de los genes y se comportan de manera que sólo se puede describir como generosa».
Otro de sus colegas, Stewart, también ha confirmado el fenómeno con las siguientes palabras “Encontramos que en la evolución, una población que fomenta la cooperación, tiene éxito, para mantener la cooperación a largo plazo, lo mejor es ser generoso”, concluye el investigador.
Ser generosos compensa
Así pues las estrategias generosas son las únicas que garantizan el éxito a largo plazo. La investigación de estos biólogos se fundamenta en bases matemáticas de la Teoría de juegos (John Nash, 1950). En concreto analizaron el llamado “dilema del prisionero”, un método para estudiar cómo las personas deciden si cooperar o no.
En el juego, si ambos jugadores cooperan, los dos reciben un pago. En caso de que uno coopere y el otro no, el primero recibe un pago menor mientras que el otro el mayor pago posible. Si ninguno de los dos jugadores coopera, los dos reciben un pago, pero de menor cuantía que si ambos cooperasen.
Asimismo se puede aplicar una serie de estrategias de “extorsión” contra un rival inconsciente con el fin de que éste obtenga una calificación o recompensa inferiores. A partir de esta variable, los investigadores de la Universidad de Pennsylvania, exploraron un nuevo enfoque sustituyendo el enfoque individual por el enfrentamiento entre poblaciones de jugadores al igual que las sociedades humanas.
En este otro escenario, los jugadores con más éxito se reproducirían más y pasarían sus propias estrategias a la próxima generación de jugadores. Por lo pronto las matemáticas demostraron que las estrategias de extorsión no resultan efectivas dentro de una población cambiante y extensa: “Cuando hay muchos jugadores y todos juegan con generosidad, todos se benefician a su vez de la generosidad de los demás”, explica Plotkin.
De igual forma el perdón sí que es una acción necesaria bajo este contexto. Cuando un jugador se encuentra con otro que no coopera lo puede castigar un poco, pero después de un tiempo requiere de nuevo de su colaboración porque si no sufrirá a largo plazo.
La naturaleza nos enseña, ¿aprendemos?
Si nos adentramos en el mundo filosófico, Platón y su enfoque de la realidad basada en su teoría de las ideas, habla de la naturaleza como espejo de algo superior “Una flor bonita, por ejemplo, es una copia o imitación de las ideas universales de flor y belleza. La flor física es una reproducción de la realidad, es decir, de las ideas. Un cuadro de la flor es, por lo tanto, una reproducción secundaria de la realidad. El hombre tiende a emular a la naturaleza”.
Por su parte San Agustín decía: “El mal no tiene una existencia propia, porque la creación de Dios es en realidad solo buena. La buena voluntad es obra de Dios, la mala voluntad es desviarse de la obra de Díos.
Uno de los relatos de Mark Twain describe esta característica de la naturaleza con las siguientes palabras “¡Es extraño y magnífico! Me refiero a la generosidad manirrota de la naturaleza para con sus criaturas”…