Médicos y maestros de Reiki trabajan juntos en un hospital público de la Patagonia

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El objetivo es aliviar a niños con cáncer, el lugar; la provincia del Neuquén que se encuentra en el noroeste de la Patagonia y es una de las 23 provincias de la República Argentina. Su capital, homónima es el centro comercial y financiero más importante de la Patagonia. Allí en el hospital público Castro Rendón han apostado por mejorar la salud de los niños con cáncer con un proyecto muy nuevo en que por primera vez se aplica el Reiki. Tanto médicos como maestros de Reiki trabajan juntos para tratar a los niños y están obteniendo unos excelentes resultados.

 

Para la Organización Mundial de la Salud, estar sano no es sólo cuestión de medicinas. Influyen el contexto familiar y económico, el estado de ánimo y todo lo que afecte la calidad de vida. Con ese precepto, varias doctoras del hospital Castro Rendón le abrieron las puertas a un grupo de reikistas voluntarios que están ayudando en la recuperación de niños con cáncer. Las facultativas fueron más allá de lo anecdótico, se tomaron la propuesta en serio y están documentando científicamente los beneficios de la terapia en los niños.

“La mayoría de los niños con cáncer se cura, hay que erradicar el mito de que es algo terminal, pero ellos y sus familias pasan por un proceso lleno de angustia, enojo y muy desgastante, un sufrimiento para el que no siempre hay una respuesta institucional”, explicó la oncóloga pediátrica Constanza Arnaiz, una de las impulsoras del proyecto.

En julio le llegó un mensaje de Facebook de la maestra reikista Patricia Sánchez con la propuesta de probar la trasmisión de energía en los pequeños pacientes. La idea no es nueva, en Europa ya hay clínicas con gabinete de reiki y existen estudios sobre los beneficios de esta técnica en enfermos de cáncer.

En Argentina, el pionero en sumar esta práctica fue el hospital Gutiérrez, de Buenos Aires, hace 20 años. También el Garraham tiene su equipo de reikistas. Pero no existen experiencias sistemáticas con datos objetivos.

Constanza y Patricia conversaron de todo eso y se propusieron a hacer un proyecto que sume al reiki como parte del tratamiento. Primero, propusieron incluir la terapia dentro del servicio de Cuidados Paliativos Pediátricos del hospital. Allí encontraron la colaboración fundamental de la doctora Sandra Chacón, otro de los motores de la iniciativa.

Por varias semanas, los reikistas les explicaron a las doctoras la antiquísima terapia japonesa y hasta les dieron sesiones para que ellas mismas, los enfermeros y auxiliares experimentaran el proceso. Como contraparte, el equipo médico los instruyeron sobre dolor crónico, cuidados paliativos y cáncer.

Y, hace tres meses, comenzó el tratamiento con 12 pequeños pacientes y sus familias, algunos internados y otros ambulantes. Todos accedieron a tener sesiones de 20 minutos una vez por semana. Hasta ahora, los resultados superaron las expectativas. El 100% manifestó disminución del dolor físico y la angustia, además mostró una mejoría anímica y pidió volver a recibir reiki.

Entusiasmada, Patricia recalcó que fue un acierto recurrir al hospital público. “No quería que el mérito fuese de un lugar privado ni que sea un acto voluntario para sentirme bien, sino ayudar a los pacientes y que eso tenga continuidad”,- recalcó-.

Sandra indicó que, del lado de la medicina, “estamos convencidos de que el reiki es una pata más del tratamiento y queremos sentar las bases para que esto se pueda replicar mañana en cualquier lugar”.

12 pequeños pacientes hacen el tratamiento.

“Los niños tienen una sensibilidad especial para recibir la energía, pero nos sorprendieron los papás, porque había mucho nivel de estrés y lo primero que notamos fue el restablecimiento del vínculo amoroso y el agradecimiento, incluso quieren ayudarnos con el proyecto contándonos los cambios que notan en sus hijos”, comentó Patricia, una de las reikistas.

La oncóloga Constanza Arnaiz señaló que “hay que entender que muchos papás pasan 40 días durmiendo en una silla, malcomiendo y viven con miedo”. Añadió que los chicos comparten ese malestar, al que se suman sus propios enojos y dolor físico, lo que los predispone negativamente al tratamiento médico.

Con las sesiones de reiki, el cambio más inmediato tiene que ver con la relajación. Patricia explicó que “tranquiliza la mente y viene el alivio en el cuerpo físico: descansas mejor, ya no estás emocionalmente consternado y el cuerpo genera hormonas y neurotransmisores que contrarrestan el dolor”.

Para los reikistas, las sesiones consisten en canalizar la energía universal hacia un individuo, así sea con imposición de manos o a distancia. Desde el lado de la ciencia, “lo llamamos automorfinas, porque todos tenemos la capacidad de calmar el dolor segregando hormonas y otros mediadores, que sería como ser nuestra propia farmacia”, aclaró Constanza.

Estudiantes de Medicina quieren sumarse al equipo

El grupo de reiki del Castro Rendón presentó un proyecto en la Facultad de Medicina del Comahue para sumar estudiantes como voluntarios para el proyecto. Ya tienen 46 interesados. La reikista Patricia Sánchez había dictado seminarios en la facultad y tenía un grupo de Facebook de contacto. Fue a hablar a Bienestar Universitario y le indicaron que no había problema.

Rápidamente, diseñó la propuesta, buscó presupuesto, convocó a otros reikistas y consiguió como tutora a la hemato-oncóloga y docente universitaria Nora Mür. Le faltaba averiguar si había estudiantes interesados.

“Puse una llamada en Facebook y, en un día, había 25 inscritos y se siguen anotando, fue muy vertiginoso”, contó. Si logran el aval académico, los chicos se formarán como reikistas y harán la práctica en el hospital como un aprendizaje complementario de la carrera.

Fuente:

Ana Laura Calducci

calduccia@lmneuquen.com.ar

 

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