Varios investigadores se han percatado de la utilidad de llevar a cabo estudios para optimizar el rendimiento de las personas sabiendo si sus ritmos vitales coinciden con el día o la noche; es decir, si son diurnas o nocturnas. El profesor Juan Fco. Díaz-Morales de la Universidad Complutense (UCM) ha estudiado el estilo de personalidad desde una perspectiva más amplia, considerando las tres áreas que evalúa el Inventario Millon de Estilos de Personalidad (MIPS): los aspectos motivacionales, cognitivos y sociales.
Según ha escrito Liuvok Kurniánova (La Voz de Rusia) «Las personas vespertinas (denominadas asimismo búhos) que tienden a realizar sus actividades al final de la jornada, tienen mayores posibilidades de enriquecerse que los sujetos matutinos (también llamados alondras) que concentran su actividad en las primeras horas del día. Tal es la conclusión a que han llegado científicos españoles. La explicación es simple: los aficionados a dormir más tiempo tiene una mayor capacidad de trabajo».
«Los investigadores de la Universidad (Complutense) de Madrid -continúa en su artículo Kurniánova- sometieron a test a un millar de adolescentes y llegaron a la conclusión de que los que más duermen con frecuencia superan intelectualmente a los que duermen menos y por eso pueden confiar en obtener un trabajo más prestigioso y, por consiguiente, mejor pagado. Pero lo curioso del caso es que los pajaritos matutinos estudian mejor y también rinden mejor en los exámenes. Este resultado se debe a que, según los especialistas, los estudios por la mañana no les caen bien a los que prefieren levantarse tarde».
En este estudio dan una posible explicación. Los autores del estudio de la UCM suponen que en la antigüedad a las personas curiosas les atraía todo aquello que pasa de noche, y sus descendientes heredaron la costumbre de acostarse tarde. O sea que resulta ser que hay un gen exclusivo de los noctámbulos.
¿Cuándo trabajar?
Este descubrimiento revolucionario fue hecho en 2001 por científicos japoneses. Y se denomina precisamente «el gen provocador del síndrome de fase heredada y prolongada del sueño«. El obligar a una persona nocturna a levantarse temprano podría provocarles estados depresivos e incluso una depresión crónica. La conclusión a la que llegan ambos estudios es que hay que encontrar una aplicación de esta característica biológica y un trabajo en las horas de máximo rendimiento que tiene cada persona.
De modo que todos los razonamientos sobre el tema «que malo es levantarse tarde» hay que trasladarlos al lenguaje de los mecanismos genéticos –estima el médico, jefe de la sección de medicina del sueño de la Academia de Medicina Séchenov de Moscú, Mijaíl Poluektov: «Existe un cronotipo que probablemente esté determinado por los genes, por la jornada interna del hombre«.
Según la investigadora del sueño Elena Tsariova «las personas vespertinas suelen ser mayormente extravertidas y de naturaleza artística – poetas, artistas e inventores-, mientras que las personas matutinas, son más bien funcionarios y contables.
Cada vez son más frecuentes las investigaciones sobre los biorritmos humanos y en Europa se tiene en cuenta ya, en muchas empresas, esta peculiaridad a la hora de contratar una persona. Sobre todo en los trabajos nocturnos donde incluso llegan a disminuir las posibilidades de riesgos de accidentes, despistes y de errores por falta de concentración.
Jugando también en contra de estos indicadores biológicos está el adelantar o retrasar la hora en las diferentes estaciones del año. Estos cambios horarios establecidos por los gobiernos, principalmente efectuados en base al ahorro energético, está demostrado que afectan a los biorritmos de las personas.
Se abren pues, nuevas expectativas con estos estudios porque sería muy beneficioso que cada persona lograse trabajar en su horario biológico natural. La expectativa queda abierta y, si antes nadie se planteaba esta cuestión, es posible que podamos hacerlo a partir de ahora y armonizarnos, no sólo para rendir más en el trabajo sino en todas las facetas de nuestra vida.