“Si comprendemos que somos nosotros la causa de nuestro sufrimiento, podemos hacer algo respecto a los problemas que nos presenta la vida” –asegura en esta extensa y profunda entrevista Alicia Boll-, una yogui occidental con mucha conciencia y años de experiencia, que ha comprobado los beneficios del yoga. Profesora desde hace 20 años, tiene su propio centro en la localidad madrileña de Las Rozas y aceptado el reto de explicarnos ¿qué es el yoga?
Es una comprometida pregunta, sin duda, porque hay mucha información al respecto; como decíamos en otro artículo publicado en esta revista, son más de 500 millones de personas practicándolo en el mundo.
Alicia es una mujer de una vitalidad, belleza y armonía fascinantes que ha respondido con todo lujo de detalles a nuestras preguntas explicando tanto lo que el yoga es como lo que no es. Podemos encontrar clases de yoga en casi todos los rincones del planeta y nos preguntábamos ¿cómo es posible que una práctica, cuyos inciertos orígenes se pierden en la noche de los tiempos, esté tan viva después de milenios? He aquí las respuestas.
¿Qué le dirías a alguien que no sabe nada sobre yoga para explicarle los beneficios que puede aportar a su vida practicarlo?
El yoga es un método, un camino para el perfeccionamiento humano, que comienza con el cuerpo, pasando por la mente, hasta llegar al espíritu. Es un arte y una ciencia de vida, un método para el desarrollo físico, mental y espiritual. Yoga significa: unión. Ese es el objetivo del yoga, realizar la unión entre el cuerpo y el espíritu, entre el hombre (lo finito) y el espíritu (lo infinito), entre la conciencia individual y la Conciencia Cósmica o Dios, o Verdad.
Los beneficios son múltiples, a todos los niveles. A nivel físico nos ayuda a acabar con la mala salud provocada principalmente por una oxigenación deficiente, una mala alimentación, ejercicio inadecuado y a la eliminación defectuosa de desechos que envenenan nuestro organismo.
A nivel mental desarrolla nuestras capacidades , aporta mayor agudeza a nuestros sentidos, y expande nuestro potencial intelectual, mediante la respiración, la concentración y la activación de nuestra actividad glandular.
Y finalmente, gracias a la meditación, el yoga capacita al hombre para acercarse más y más al desenvolvimiento de su naturaleza espiritual.
La práctica del yoga es un medio para armonizarnos. Se logra confianza en uno mismo, vivir con mucha alegría y superar nuestros miedos. En el yoga la relajación es un arte, la respiración es una ciencia y el control mental del cuerpo es un medio para armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu.
Antes de ser profesora de yoga trabajabas en una multinacional del marketing. ¿Cómo se produce ese gran cambio profesional?
He practicado yoga como alumna, casi de forma ininterrumpida, desde una temprana edad. Durante unos años trabajé para una multinacional. En este periodo practiqué el yoga más que nunca,-dice riendo Alicia- Las presiones cotidianas eran múltiples, pero , gracias al yoga, le encontraba un sentido a todo lo que tuviera que hacer, y lo hacía dando lo mejor de mí y sobre todo con alegría. El yoga no está separado de la vida; y poco a poco, se convierte en la vida misma. Más tarde se me presentó la oportunidad para dedicarme a la enseñanza del yoga y no la desaproveché.
Comprendí que muchos hombres y mujeres viven sometidos a grandes presiones y no cuentan con medios para contrarrestarlas. Así, tienen trastornos nerviosos, envejecen prematuramente, o simplemente están cansados y no se sienten motivados para vivir. El mal humor, la tensión, la agresión y la pérdida de salud están siempre presentes en sus vidas. Tienen el cuerpo rígido y la mente confusa. El estrés que sienten es debido a las preocupaciones y a no saber cómo manejar las circunstancias en las que se encuentran. Así es que decidí hacer un cambio radical y muy consciente, ya que mi elección de vida era, es y será, vivir en armonía.
¿Se puede practicar yoga como una mera actividad deportiva?
El yoga es un trabajo personal e interior y nunca es competencia. Las ásanas son posturas que tienen propiedades curativas, recuperativas y preventivas, y no ejercicios físicos. Estas posturas tienen como objetivo la normalización de las funciones del organismo, regulando la circulación, la digestión, el metabolismo y la eliminación de residuos. Afectan al funcionamiento de los órganos, de las glándulas, del sistema nervioso y de la mente. Con la respiración (pranayama), el prana o energía vital se desbloquea y circula libremente.
Mientras se está sosteniendo cada una de las posturas (ásanas) es fundamental la respiración, la relajación y la concentración. El yoga influye en los valores físicos, mentales y espirituales del ser humano.
Hoy se ofrecen un gran número de actividades que incorporan el término yoga, pero que son formas de perfeccionamiento que afectan a los músculos del cuerpo. Además del nombre, toman del yoga alguna forma adaptada de las ásanas, pero no toman las partes más esenciales que afectan a la mente y al espíritu.
¿Ocurre algo más que un beneficio puramente físico?
El yogui cuida su cuerpo manteniéndolo limpio, sano y fuerte, porque es el único instrumento a través del que puede expresar su espiritualidad. El Hatha Yoga no consiste solamente en una mera cultura física, sino que su meta es el acceso a la Verdad. El Yoga es siempre la unión con la Realidad Última, a través de unas posturas adecuadas, respiración adecuada, alimentación adecuada, relajación adecuada y meditación.
Al comienzo de la práctica de Yoga el cuerpo y la mente no están refinados, son burdos. Pero para recibir lo sutil, has de volverte sutil a través de una práctica constante (abhyasa). Lo que constituye la esencia del Yoga es la realización y comprensión de nosotros mismos.
Si podemos llegar a controlar la mente y los pensamientos, no habrá límites para lo que seamos capaces de hacer, ya que son nuestros condicionamientos, ilusiones, preconceptos los que nos inmovilizan y nos impiden una total realización del Ser.
¿Con qué problemas se encuentra un principiante?
Hay una desconexión tan grande entre el cuerpo y la mente, que muchas veces el problema para los que empiezan a hacer yoga no es la falta de flexibilidad, sino la ignorancia y falta de consciencia total sobre su propio cuerpo. Cuando uno lo descubre, la vida comienza.
Por otro lado, una mente constantemente inquieta no permite el acceso a la felicidad, porque sólo una mente silenciosa es capaz de mirar hacia adentro, puede oír el silencio, y la felicidad que está siempre ahí. Pero la felicidad es tan sutil que con el ruido de la mente no la puedes oír.
La práctica que has de llevar con el Yoga sobre el cuerpo y la mente, es solo un comienzo. Un comienzo quiere decir que has de trascenderlos; has de ir más allá. No debes apegarte a ellos. Si te apegas, entonces cualquier comienzo será un final.
Así llegarás inevitablemente a preguntarte ¿quién soy yo? Tendrás que abandonar todo pensamiento y mirar hacia adentro. A través de una práctica constante de meditación, irás encontrándote a ti mismo.
Hay diferentes formas de hacer yoga ¿todas aportan lo mismo?
Para el yoga, todos somos diferentes , por lo tanto no hay una sola manera de llegar a la verdad. Las distintas ramas o sendas del yoga corresponden a personas con diferentes temperamentos, pero la meta de todas ellas es la misma: la unión del cuerpo y la mente, y la unión con Dios o Consciencia Cósmica.
Dentro del yoga hay cuatro sendas o ramas principales:
– Bhakti Yoga, que es el yoga de la devoción. Los cánticos y la repetición del nombre de Dios (mantras) son algunas de sus prácticas más importantes.
– Jñana Yoga, que es el yoga del conocimiento (recta averiguación del ser). Esta es la senda más directa y la más difícil. Sus pasos son el estudio de las Escrituras bajo la dirección de un maestro, la reflexión y el análisis intelectual de estas verdades, meditación y samadhi (iluminación).
– Karma Yoga, que es el yoga de la acción, la unión se logra por medio de un generoso y desinteresado trabajo para los demás.
– Raja Yoga, que es el yoga del control físico y mental, de la meditación y de la consciencia. Una sub-senda del Raja Yoga es el Hatha Yoga de gran difusión en el mundo occidental hoy en día. El Hatha Yoga es el aspecto práctico de Raja Yoga. Se realiza a través de pranayama (ejercicios de respiración), de ásanas (posturas físicas) y de savásana (relajación).
Tus clases tienen varias fases: respiración, ásanas, relajación y meditación ¿Es así el yoga clásico?
Los tipos de yoga no son compartimentos estancos. Se puede hacer dos, tres o cuatro tipos de Yoga al mismo tiempo, Hatha Yoga, Yoga de la meditación, etc. Porque “yoga” significa unión. Como profesora de la Escuela Sivananda Vedanta sigo su filosofía. Se practica tanto el Hatha Yoga como el Bhakti Yoga como también el Karma, Raja y Jñana Yoga.
Por una cuestión práctica, en mis clases introduzco la meditación inmediatamente después de la relajación final porque creo que es el momento idóneo, cuando el cuerpo y la mente están silenciados y en armonía, para sumergirnos en ese estado de serenidad interna. Así es que practicamos Raja Yoga también (abstracción de los sentidos, concentración y meditación). Todo esto hace parte del yoga clásico, que es el verdadero yoga.
¿Qué ha traído a tu vida practicarlo y enseñarlo?
El yoga es un camino sin fin. A medida que vas transitando por él, vas comprobando que tus emociones, reacciones y actitudes van cambiando, se van suavizando; Empiezas a darte cuenta cuándo actúas desde el exterior y cuándo lo haces desde tu interior. Vas observando cuándo actúas desde la “persona “, con todos los condicionamientos aprendidos, y cuándo lo haces desde el “ser” con respuestas nuevas que surgen de tu propia esencia divina.
Poco a poco vas dejando que eso que siempre estuvo allí se libere y fluya. El gozo, la alegría y la felicidad están ahí. Hay que apartar las rocas de los condicionamientos, desapegarse de ellos.
También se aprende a ser paciente y no esperar resultados, porque la meta que hemos de alcanzar está ya aquí. Si se es paciente, en ese mismo instante puede darse la transformación, pero si se tiene prisa, esa prisa crea una confusión que hace que todo se retrase y se pierde el momento presente. El Yoga es una toma de conciencia constante. Esto es lo que el Yoga está aportando a mi propia vida.
Dice un maestro Zen: “Busca y lo perderás, no busques y lo obtendrás de inmediato. Detente, y eso está aquí. Corre, y eso no está en ninguna parte”.
Ahora se habla de la conciencia en la vida. ¿Qué aporta el yoga en ese sentido?
Al yoga debemos llegar siendo conscientes de nuestra ignorancia . Admitiendo que no sabemos. El ego que alimenta el conocimiento, y que se expresa con un “yo ya sé”, te cierra al aprendizaje. Quien está dispuesto a aprender, tiene que estar receptivo. Tiene que ser consciente de que lo Real no es conocido. Podemos tener mucha información pero eso no es sabiduría. La sabiduría llega a través del ser, no a través de la memoria.
La realidad somos cada uno de nosotros, no lo que creemos. Llegamos al yoga creyendo que somos una víctima de nuestras circunstancias, sufriendo porque los demás nos explotan, nos hacen daño o son violentos. Y es que cuando estamos muy implicados e identificados con nuestro estado mental, no podemos comprender que somos nosotros la causa de nuestros sufrimientos.
Nuestros viejos hábitos, nuestros condicionamientos limitados no nos dejan trascender nuestro estado mental. Si comprendemos que somos nosotros la causa de nuestro sufrimiento, entonces podemos hacer algo con respecto a los problemas que nos presenta nuestra vida . Podemos cambiarla simplemente cambiándonos a nosotros mismos. Y estar dispuestos a cambiarnos es muy difícil porque hiere al ego. Creemos que es el mundo entero el que debe cambiar, no yo. Yo siempre estoy en lo cierto y es el mundo el que está equivocado.
En el mundo exterior, solo hay una forma de salir victorioso y es luchando; la consigna es: lucha y destruye a los demás. Hemos estado viviendo en este mundo exterior durante toda la vida y muchas vidas luchando. A veces siendo derrotados, a veces victoriosos. Así es el programa que llevamos dentro:”luchar al máximo”.
En el mundo interior sucede lo contrario: si luchamos seremos derrotados, porque no hay nadie con quien luchar. En el mundo interior, permitir que la naturaleza fluya, sin luchar, es el camino hacia la victoria; una clase de victoria diferente: la victoria interior. Ahí, la astucia, el engaño, la lucha, la agresión, no funcionan porque ¿a quién vamos a engañar?, ¿a quién vamos a vencer? Ahí estamos solos.
Alguien preguntó a Ramana Maharshi: ¿Qué he de aprender para volverme silencioso; para conocerme a mí mismo? Ramana Maharshi contestó: “Para alcanzar el Yo interior, no necesitas aprender nada. Necesitas des-aprender. El aprender no te servirá de ayuda y solo te ayudará a moverte en el exterior. El des-aprender te ayudará a desenvolverte en el interior”.
Hay gente que cree que el yoga es una religión.
No es una religión . El yoga es una ciencia y Patánjali es la figura más relevante. Que los hindúes lo descubrieran es un hecho accidental Es pura ciencia del ser interior. Por eso, un cristiano, un musulmán, un judío, un hindú, o cualquiera puede ser un yogui.
No contiene ninguna creencia; no dice que tienes que creer en nada. El Yoga dice que lo experimentes internamente. Los teístas y los ateos, todos son creyentes. Y las creencias no pertenecen al plano de la ciencia. “Ciencia” quiere decir experimentar algo, eso que existe por sí mismo. No se requieren creencias ni fe alguna. Llegarás a la Verdad a través de tu propia experiencia, a través de tu propia realización.
Creer es fácil porque no se te pide que hagas nada. El yoga implica que tu forma de vida, tus puntos de vista, tu mente, tus pensamientos irán transformándose a medida que vas renaciendo a lo nuevo.
El yoga es algo que tendrás que ser. Significa que en él no hay pasado, no hay futuro, no hay deseos. Uno está dispuesto a conocer Eso que Es porque solo lo Real puede liberarte, solamente la Realidad es la liberación de esa profunda ilusión, de ese autoengaño, de esa fantasía que crea la mente en la que vivimos sumergidos. Esto requiere de una práctica y una disciplina constante.
Por Elena Carrera
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