Diplomáticos españoles salvaron en secreto a 8.000 judíos del holocausto

Monumento Holocausto

Algunos medios de comunicación los han llamado los “Schindler españoles”, son 18 diplomáticos que salvaron a 8.000 judíos de manera secreta, por su cuenta, desobedeciendo órdenes y poniendo en riesgo sus propias vidas. Se las ingeniaron para tramar diferentes estrategias y liberarlos.

Ahora sus hazañas han salido a la luz y sus papeles, cartas y otros documentos acreditativos han sido desempolvados por sus familias pasando a formar parte de una exposición llamada “Más allá del deber” abierta al público en el Palacio de Santa Cruz, en la sede madrileña del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Las familias recordaban que sus padres lo habían contado pero acreditarlo ha llevado más de dos años. En el acto de apertura de la exposición a la que asistió el ministro José Manuel García Margallo se hizo justicia a estos héroes. Entre los asistentes, camuflado entre las familias, estaba Alberto Ruiz-Gallardón, ex ministro de Justícia, que dijo sabía que su bisabuelo, José Rojas y Moreno, había ayudado a los judíos, pero desconocía que su abuelo también lo había hecho.

Hubo casos de adopciones de niños judíos por parte de alguno de estos diplomáticos y curiosas historias como la de Antonio Zuloaga, hijo del pintor y agregado de prensa en París, Vichy y Argel, que ayudó a huir a René Mayer, que luego sería primer ministro de Francia.

Bernardo Rolland, cónsul en París, logró salvar a Daniel Carasso, dueño de Danone, pero no a su hermana Flora, que al casarse con un judío griego había perdido la nacionalidad española. Murió en una cámara de gas.

José María, hijo de Eduardo Gasset, sobrino del célebre filósofo y cónsul y encargado de negocios en Atenas y Sofía (1941-1944), paseaba orgulloso por la exposición. Su padre llegó a utilizar como correo diplomático encubierto a un capitán nacional de la marina mercante para saltarse los controles alemanes y detener la deportación de los judíos españoles de Salónica.

“En este país, si hacías algo bueno te fusilaban, te exiliaban o te olvidaban. Mi padre ha estado olvidado. Lo que han hecho estos diplomáticos demuestra que los españoles a veces son cainitas, pero también pueden ser quijotes”- manifestó José María Gasset a la redactora de El País-

Entre los familiares algunos se lamentaban de que ninguno de los diplomáticos estuviera vivo para disfrutar el momento, el orgullo ponía una sonrisa en los rostros de los descendientes de todos ellos satisfechos de que se sepa su historia, hayan sido reconocidos y se les haya hecho justicia.

 

 




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