El diccionario de la lengua española define la palabra descanso como: “quietud, reposo o pausa en el trabajo o fatiga” y en una segunda acepción como “causa de alivio en la fatiga y en las dificultades físicas o morales”.
Me gusta recurrir al diccionario de vez en cuando porque es esclarecedor y siempre te sorprende con algo, hay veces que compruebo como un término con un significado habitual tiene una profundidad mucho mayor. Es la magia del lenguaje que está vivo.
Eso es exactamente lo que me ha ocurrido con esta segunda acepción del diccionario, que define el descanso como alivio de las fatigas físicas o morales. Que gran verdad encierra esta definición porque la fatiga tiene una parte puramente corporal, el cansancio físico, pero es indudable que sufrimos una fatiga moral de gran calado y es ver cómo está el mundo y los conflictos y exigencias que nos rodean. Esto desgasta y mucho, sin duda.
Hay cantidad de factores externos que “nos comen la moral”, como se suele decir, que nos dejan sin fuerza en el sentido anímico. Creo que muchos de nosotros nos sentiremos identificados con la necesidad de ese descanso, de ese alivio más profundo, y el solo hecho de haber reparado en ello, el ser conscientes de esa necesidad ya nos sitúa en una nueva posición. Así que me alegro de haber consultado el diccionario.
Se me ocurre que podríamos intentar relacionarnos con mayor levedad con cuanto nos rodea, sin la intensidad habitual con que vemos las cosas y a las personas. Desechando emociones, juicios y opiniones. Posar la mente y la mirada como se posa una mariposa en una rama, con suavidad, logrando simplemente mirar alrededor y despojar de toda carga esa mirada.
Dediquémonos a recuperar la fuerza física, mental y moral en estos meses en que la actividad frenética deja paso a un ritmo de vida más pausado. Citémonos con nosotros mismos propiciando la quietud, el relax y cultivando momentos de silencio.
Os deseo unas felices vacaciones
Elena Carrera
@ElenaCarreraTNI