Es la primavera de 2021 y me siento optimista al oír cantar a los pájaros y sentir ese sol y esa brisa suave, propios de esta época del año, sobre mi piel. Voy dando un paseo por el campo, un paseo consciente y bello; silencioso, porque voy sola y noto que hay paz, mucha paz, esa paz que lo invade todo y que no solo es la ausencia de ruido sino algo insondable que nos invade y nos abre los sentidos al misterio. Disfrutarlo en plena naturaleza es un lujo.
A pesar de todo lo que ha acontecido en los últimos 12 meses empieza a florecer la esperanza de poder existir como antes de esta pandemia que nos ha cambiado los hábitos. Anhelamos la riqueza de encontrarnos unos con otros sin reparar en la cercanía, sin miedo a los abrazos, a los besos.
En el horizonte se vislumbra ya la alegría de pasar página de esta pesadilla que ha recorrido el globo terráqueo, que nos ha unido a todos los seres es un acontecer nuevo e inesperado. Más tarde o más temprano seremos los mismos que hace un año o mejores, por la experiencia vivida. Sobre todo habrá que desechar el miedo y lograr que no se apodere de nosotros, dar paso a una explosión de comunicación entre todos aún mayor de la que teníamos.
Si de algo ha servido esto es para poner en lo más alto del ranking las relaciones humanas, el amor y la belleza que desarrollamos al querernos a nosotros mismos y a los demás. Ha llegado la primavera y con su explosión nuestro ánimo renace. Seamos optimistas.
Por Elena Carrera
Directora Tu Nueva Información