Planes exprés, operación bikini, productos flash, dietas rápidas… Son los mensajes más habituales esta época del año. Lejos de las utopías, esfuerzos titánicos y carreras ineficaces que sólo añaden estrés al bienestar diario, este nuevo concepto une la belleza y el bienestar con la serenidad como leitmotiv.
Por Carmen Salmerón y Berdejo
Tratamientos faciales, corporales, pedicuras y manicuras son algunas de la larga lista de la oferta que podemos encontrar en los más de 19.000 establecimientos de estética que existen en España, según la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Desde la clásica limpieza de cutis hasta la última tecnología en radiofrecuencia, estos centros se disputan el interés con todo tipo de técnicas y avances cosméticos, el cuidado de la belleza de unas generaciones que desean verse bien a cualquier edad.
Con el cambio de milenio la filosofía “slow”, ha ido adentrándose en sectores como la cocina, los viajes, el tiempo libre… Ahora, los centros estéticos más avanzados proponen algo más que la belleza exterior, un nuevo concepto holístico con tratamientos van dirigidos a buscar un equilibrio entre nuestra mente, cuerpo y alma.
En este nuevo concepto los ingredientes tienen un importante papel pues marcan la diferencia frente a los tratamientos tradicionales: por una parte tienen un papel a nivel sensorial, productos que están dentro de las tendencias de la neurocosmética y la biocosmética.
La neruocosmética pone de relieve la relación entre lo que reciben nuestros sentidos, olor, tacto, y la forma de aplicación y el cerebro. Pues existen evidencias científicas que explica cómo las emociones nos alteran el estado de la piel. Así se ha llegado a descubrir cómo las situaciones de estrés y los shocks emocionales desencadenan una serie de señales que se transforman en sustancias que atacan a las células cutáneas y nos hacen envejecer más rápidamente.
La biocosmética, por su parte nos ofrece una serie de productos elaborados a base de sustancias naturales, aceites esenciales y portadores de gran calidad, plantas, barros y sales marinas que potencian sus efectos y ejercen una acción sinérgica pues además reconstruyen las células dañadas para provocar que sea el propio organismo el que facilite una autorreparación de sus tejidos.



¿Qué tienen estos centros en común?
En primer lugar, unas insustituibles “facialistas”, neologismo con el que se designa a las nuevas gurús especializadas en embellecer a quienes no desean pasar por el quirófano. Para ello, estas “doctoras de belleza” aplican las mejores cremas y aceites naturales y de plantas medicinales. Pero su trabajo va más allá del tratamiento de la clásica esteticien y algunas pueden llegar a convertirse en asesoras de cabecera para la piel guiando a cada mujer según su momento vital y prescribiendo los principios del intrincado mundo cosmético más adecuados. Sus masajes, que abarcan técnicas procedentes de lugares tan diversos como Japón, Marruecos, Vietnam o Hawái, terminan convirtiéndose en el sello de la casa.
El tiempo dedicado, el protocolo y los tratamientos siempre se personalizan y los rituales que se aplican están estudiados para llevar la quietud a la mente con el objetivo de devolver a cada persona su atractivo natural.
¿Lo más demandado?
Los que incluyen un tratamiento corporal anti-estrés junto con los tratamientos faciales. “Y es que la relajación que se transmite desde el cuerpo y la mente proporciona un bienestar profundo indispensable para vivir en armonía”, nos dicen desde Alqvimia.
Para Natividad Expósito de Meditare Natural el secreto de su éxito se encuentra en la cosmética del Dr. Hauschka (www.drhauschka.es) cuyos principios de ayurveda, facilitan la facultad del cuerpo y de la piel de regenerarse por sí mismos de un modo armónico que se inspira en la unión equilibrada entre naturaleza, salud y belleza.
Por su parte en el centro The Calm Beauty by Carolina, los tratamientos de belleza y los masajes tienen una gran demanda por su capacidad de aliviar el estrés y ayudar a recuperar los rasgos y la belleza saludable de un rostro relajado. Para ello, ofrecen un ritual concebido como un viaje de placer por un país exótico a elegir (Corea, Japón, Marraquech…) donde el ritmo lo marca cada persona. Para finalizarlo nos comentan “con cuerpo y mente aún en puro estado de calma, ofrecemos un té que el cliente puede disfrutar hasta encontrar el momento en que da por terminado el tratamiento y encuentra fuerzas para continuar con el día.”