Queridos lectores:
Comenzamos año y me gusta recurrir a la mitología que es la gran biblioteca del psiquismo humano para comprender esos significados que las leyendas y mitos adjudicaban a los dioses y que daban sentido a todo cuando acontecía. Hay mucha sabiduría si lo miramos bajo el prisma de dar una explicación a lo inexplicable. Por eso os quiero contar la bella historia del dios Jano que da nombre al mes de enero, “ januarius” en latín.
Tradicionalmente los dos rostros de Jano representan su facultad de ver adelante y atrás. Según la mitología, Jano, rey del Lacio, Latium, Roma, Italia, acogió en su país al dios Saturno (Cronos) al haber sido destronado por su hijo Júpiter (Zeus) que le redujo a la condición de simple mortal. Además de la hospitalidad, Jano regaló a Saturno las tierras del Capitolio romano. Para recompensarlo, Saturno, el dios del tiempo, le concedió a Jano la capacidad de conocer el pasado y el futuro, don simbolizado por los dos rostros que miran hacia lados opuestos. No es sorprendente que el mes de enero, januarius en latín, el primer mes del año, esté consagrado al dios Jano.
Pero Jano también es considerado el dios de las puertas, una analogía con el año que finaliza y el año que comienza. Está la referencia a un fin de ciclo, a la capacidad de ver adelante y atrás, el pasado y el futuro se dan la mano en el momento presente y nuestro presente crea el futuro. La cara que mira hacia el pasado yo diría que ve lo que se va y la que mira al futuro lo que está por llegar pero la verdadera creación de la vida está en el instante presente al que tenemos que dedicar toda nuestra atención porque no me cabe duda que en ese instante estamos creando el futuro. Responder a ese reto con consciencia y celeridad nos hará olvidarnos de planificar, prever, angustiarnos y hacer toda clase de planes y conjeturas.
Las puertas representan también un umbral. Mantener el pensamiento analítico para recordar cosas prácticas está muy bien pero si en cada instante observamos y profundizamos en nuestra conciencia resolveremos lo que nos trae el día a día con ojos nuevos: pasado, presente y futuro se unen en un mismo movimiento. Un umbral tras otro, un movimiento divino que se abre ante nuestros ojos donde la vida fluye como un río caudaloso.
Feliz mes de enero, amigos
Elena Carrera