Claudia Thurne es una sanadora que trata las enfermedades desde la raíz partiendo de un don innato para sanar uniendo los conocimientos de la medicina y las terapias alternativas con la sabiduría chamánica del Amazonas y los estudios contemporáneos de la Biodescodificación de Christian Fléche y la física cuántica. Trabaja con las partículas cuánticas a niveles de subátomos o de electrones, mundos muy sutiles sobre los que actúa, limpia y corrige.
Una meningitis le marcó el camino , hasta entonces no estaba en consonancia con lo que había venido a hacer a este mundo: sanar a los demás. Toda una misión en la vida que asume con responsabilidad, entereza y fuerza. Lleva tratando pacientes con todo tipo de enfermedades desde hace más de 10 años. Sobre esta experiencia ha creado el Método Thurne impartiendo cursos para enseñar a despertar la intuición entre otras muchas habilidades. Claudia habla bien castellano y su voz es suave y pausada, una mujer humilde, franca, simpática y de una belleza muy completa tanto interna como externa.
Claudia, para hablar de ti hay que empezar por tu infancia y tu condición de ciudadana del mundo
Yo tengo una vida ajetreada porque provengo de abuelos de cuatro países diferentes, mi abuelo por parte de padre era español pero mi padre nació en Nueva York y vivió en Estados Unidos, Brasil, Suecia. Yo nací en Suiza pero mi nacionalidad es sueca. Mis padres se divorcian y mi madre se casa con otro señor de Italia, por tanto me voy a vivir a un nuevo país y eso me aporta una sabiduría sobre diferentes culturas y sentirme ciudadana de la tierra.
Tienes una gran sensibilidad innata a la que no haces mucho caso hasta que eres adulta, enfermas de meningitis y eso te cambia la vida.
Siempre tuve una sensibilidad especial; poca autoestima, que es típico de la gente que tiene un don porque no lo sabes desarrollar. Me casé, me fui a vivir a Estados Unidos donde ya había vivido anteriormente y tuve a mi hijo allí. Tuve una meningitis y un sanador cuántico en Los Ángeles identificó mi problema y me comentó que yo no estaba utilizando mi don y que esto estaba yendo en mi contra. Esto fue con 30 años. La meningitis me duró un tiempo; no me encontraba bien, estaba muy cansada y Los Ángeles es una ciudad bastante dura y vivir allí no es fácil.
Tú eras empresaria en ese momento.
Si, tenía mi empresa de piedras preciosas que traía de Brasil o de India y también había trabajado en una productora de cine. Asistí a un curso de la persona que me había tratado con medicina cuántica y ya mi vida cambió para siempre. Esta medicina está basada en las antiguas enseñanzas del templo Shaolín y ahí aprendí cómo canalizar y cómo utilizar todo esto que yo sentía. Ya en España y de la noche la mañana me encontré curando alergias, asmas, enfermedades físicas y mentales, depresiones, etcétera. Se me quedó un poco grande, la verdad, mi primer año fue bastante difícil.
Por definirlo de alguna manera ¿es una sanación energética?
Sí. Actúa a niveles bastante sutiles, yo percibo dónde está la debilidad de cada persona, percibo también qué enfermedades ha pasado o qué dolores han quedado. Tenemos muchos cuerpos y en ellos, a nivel sutil, van quedando huellas. Es como una enciclopedia de todo nuestro pasado y muchas veces no podemos estar en equilibrio ni actuar en el presente, cien por cien, porque nos están dificultando las memorias del pasado ya sean de esta vida o de otras.
Tienes muy en cuenta los ancestros, la propia familia o generaciones anteriores, la herencia, en definitiva.
Sí, cada persona viene a limpiar a la madre o al padre y en algunos casos a los dos. A veces por ejemplo no comprendes por qué tienes un bloqueo y es que no eres tú, es una mujer de hace 7 generaciones anteriores que lo tenía y a través de ti se está limpiando.
¿Y qué ocurre cuando se manifiestan estas cosas en forma de sufrimiento o de bloqueos? ¿Podemos ayudarnos a nosotros mismos?
Cada uno personalmente no, es complicado, tienes que ir a un sanador, un terapeuta y ver dónde exactamente está tu debilidad, si es tuya, si es adquirida, de cosas vividas o de algún ancestro que te esté influyendo. Estamos sometidos a muchísimas influencias y energías que no nos dejan ser libres, equilibrados y vivir en armonía.
Cuéntame algún caso que hayas tratado de depresión que es un mal muy de nuestro tiempo.
Sí, tengo un caso, que ya se ha hecho amiga mía, -precisa- de una chica que me mandó un médico porque tenía episodios con crisis muy fuertes, de quererse suicidar, de ver la vida muy negra y en dos sesiones la levanté para arriba y ahora tiene unos resquicios muy leves, ya se ha quitado medicación, lleva una vida muchísimo más plena y se siente equilibrada. Ella me está eternamente agradecida y yo le digo: “eres tú la que lo ha conseguido. Yo simplemente te he limpiado todas las influencias”.
¿Y cómo crees tú que funciona? ¿Eres un canal?
Exactamente, yo soy un canal. Muchas veces digo que soy una broma del destino, una broma de Dios, que me hace ver y sentir en algunos casos demasiado, pero gracias a esto se me ha puesto aquí en la tierra para poder ayudar. Estamos viviendo en una sociedad tan difícil y con tantas cortapisas que hay que poner a gente como yo; de hecho cada vez hay más sanadores, gente que se dedica a todo esto.
Hay que hacer una limpieza global del planeta y de sus habitantes que somos nosotros, supongo.
Realmente somos el fruto del planeta aunque ahora está tan en boga lo de la inteligencia artificial que en cuanto a las máquinas les den emociones, creo que el propio planeta va a decir “fuera estos humanos que no han sabido gestionar”-comenta divertida-
Es muy fuerte lo que estamos hablando, Claudia, cualquier persona que no esté familiarizada con este tipo de sanación puede considerar esta conversación como ciencia ficción. ¿Cómo te ves en ese inmenso papel de ser un canal para curar?
Pues te diré que incluso yo misma lo he vivido con una cierta incredulidad, no me podía creer, la verdad, que tuviera la capacidad de ver, de sentir y de ayudar. Fueron mis pacientes los que me han dado la fuerza para creer que soy un canal, que simplemente puedo sentir y percibir dónde está la debilidad y entonces puedo ayudar a la persona. Lo digo, a veces muy feliz; y otras veces no tan feliz, no es tan fácil ver tanta cosa.
“Vivimos en la ignorancia y con muchísima adicción al sufrimiento”
Claro, porque tú tienes la capacidad de “ver” que tenían los antiguos chamanes por poner un ejemplo.
Sí. De hecho me tuve que ir a la selva un tiempo para poder integrar todo lo que estaba sintiendo y los chamanes me hicieron ver que era natural que hay gente a la que le pasa y a otros que no. Lo que ocurre que al ser un canal se te obliga a vivir en una cierta pauta, en una vibración que hay que elevar; yo tengo que meditar cada día, estar conectada con mi corazón, no juzgar nada de lo que ocurre: ni a la persona, ni a la familia, ni ningún hecho y simplemente dedicarle a Dios, a la divinidad o como le quieran llamar, el proceso de estar en equilibrio porque para eso hemos venido. No para sufrir, aunque nos estemos empeñando en sufrir.
¿Crees que el sufrimiento tiene que ver con la ignorancia? Porque vivimos en una completa ignorancia ¿no?
Exactamente, vivimos en la ignorancia y con muchísima adicción al sufrimiento que se nos ha inculcado , es como si nos hubieran metido “chips” de sufrimiento y no conseguimos salir y de hecho hay mucha gente que consigue salir pero después se siente sola, se siente coja; hay un consciente colectivo que nos lleva otra vez a volver a tomar ese camino de ignorancia.
Se podría decir que somos adictos a sufrir: guerras, violencia, odio…todo eso que desarrolla el ser humano desde hace milenios.
Claro, porque no nos reconducen. Para mí un gran sueño sería enseñar a los niños a estar libres, a no cargar los pesos de la familia y a poder comprender que una ira, una rabia bien comprendida es un motor, no una rabia loca: “voy a matar por poder” ¿poder para qué si nos vamos a morir todos? Cuando ha estado de moda la serie de Isabel la Católica que es muy bonita y que muestra la historia de España se ve que los propios Reyes no querían tanto derrame de sangre pero el poder y el adquirir unos territorios va por encima de ellos.
Sí, estamos lejos de la esencia del ser humano que no es esa.
Exacto, la esencia del ser humano no es el sufrimiento y de hecho se ve en las caras: la gente compungida, sufriendo. Y, sin embargo, cuando ves a estos yoguis que están elevados sintiendo la contemplación, la maravilla de Dios en la naturaleza. La cara lo dice todo.
Y tú con la experiencia de haber viajado y vivido en tantos lugares tienes mucho que decir…
Sí, que lo del territorio es mentira -sonríe Claudia-; hay un entorno básico donde tienes tu casita y demás pero lo otro es mental; aunque es cierto que hay karma del país en el que vives, una conciencia colectiva y parece que cada país viene con algo que aprender, algo que brindar al resto de la humanidad.
En el caso de España ¿qué sería?
Como hay tanto sol, la sensación es que el sol te ayuda a estar más alegre pero no a la introspección a cultivar ciertas cosas que los nórdicos si hacemos, estar más en casa porque el sol a las 3 de la tarde se va, por eso tenemos los muebles y las casas tan bonitas.
Háblame de los “cuerpos” que tiene una persona.
No sólo está el envoltorio que vemos, hay otros cuerpos además del físico: el emocional, mental, psicológico y psíquico que es el telepático… Todos son igual de importantes aunque sólo consideramos el cuerpo físico porque estamos en el mundo de la materia.
Como sanadora ¿qué significan para ti la enfermedad y la muerte?
La muerte, desde mi visión, es simplemente un cambio. Aunque si la persona se cultiva mucho espiritualmente la muerte es un paso más; alguien espiritual no teme a la muerte, pero si esa persona ha estado cegada con la materia tiene miedo a perderlo todo con la muerte.Gracias a la meditación que yo practico siento ser infinita dentro de un cuerpo finito y considero que la muerte es volver al infinito. Somos trocitos de Dios. Tengo pacientes que se van a morir, que ya están desahuciados y vienen a mí para sentir un alivio físico y espiritual, para aceptar mejor el momento de dar el paso, porque es un viaje y les ayudo a sentir su cuerpo espiritual que es el que hay que poner fuerte en el momento de la partida.
Supongo que te hace muy feliz lo que haces, conectar así con las personas.
Bueno… a ratos. Es una responsabilidad y como canal pido (al poder superior): “por favor no me falléis, que quiero dar lo mejor de mí a la persona” y por desgracia hay veces que para ayudar no sólo es con vaselina (buenas palabras) y con ayuda: a veces hay que poner mano dura y destapar cosas que asustan a la persona porque no le apetece ver la verdad. A mí me duele todo esto pero hay veces que tengo que decir cosas y yo me pondría algo en la boca para no decirlas pero a la larga ayuda.
Utilizas piedras o alguna otra cosa para sanar.
No. Yo utilizo mi mano, el sentir y un protocolo con el que testo a la persona para saber qué debilidad tiene porque a través de ello esa persona me manda la información. ¡Podemos tener tantas cosas! Y aunque somos simples, cada “cuerpo” se subdivide en un montón de historias, el protocolo facilita llegar antes a donde está la debilidad de cada uno.
Por Elena Carrera
*Al terminar esta entrevista, Claudia Thurne, realizó una mini sesión a quien esto suscribe; así que hice de paciente. Cada consulta dura dos horas pero grabamos en video una demostración. Os dejamos tanto el video de la entrevista como del mini tratamiento.
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Agradecimientos
Julián Rodríguez y María Muriedas de Puentes de Luz http://www.puentesdeluz.es/
Diana Dominguín de Método Thurne info@metodothurne.com