Hace casi 90 años, corrían los años treinta, cuando los científicos Hermann Joseph Muller y Barbara McClintock descubrieron los telómeros, que se encuentran en los extremos de los cromosomas para garantizar su estabilidad estructural. El hallazgo les valió un premio Nobel, pero nunca podrían haber imaginado la importancia real de estas pequeñísimas regiones del ADN. De un tiempo a esta parte, numerosos grupos de investigación han tratado de revertir este proceso pues, si los telómeros no se acortaran, o lográramos alargarlos, nuestro envejecimiento biológico se detendría.
Telómeros es una palabra que proviene del griego “telos” y significa “final” y “meros” significa “parte” son los extremos de los cromosomas. Regiones de ADN no codificante, altamente repetitivas, cuya función principal es la estabilidad estructural de los cromosomas en las células eucariotas. Existen diversos tipos de células eucariotas entre las que destacan las células de animales y plantas, que determinan la división celular y el tiempo de vida de las estirpes celulares. Además están involucradas en enfermedades tan importantes como el cáncer.
Los organismos procariotas sin embargo tienen cromosomas circulares que no poseen telómeros. Algunos procariotas poseen cromosomas lineales con secuencias teloméricas, cuya secuencia es diferente a la de eucariotas.
Pues bien, un estudio acaba de confirmar que el alargamiento de los telómeros, los extremos de los cromosomas que conforman el ADN y que con el paso del tiempo se van haciendo más cortos, permite vivir más años y con mucha mejor salud.
Este hallazgo surgió fortuitamente hace 10 años, pero ahora ha sido confirmado y publicado en la prestigiosa revista Nature Comunications: un ser vivo con los telómeros más largos de lo normal viven de media un 13% más que los otros, y además lo hacen con mejor salud. En concreto, poseen una incidencia mucho más baja de cáncer y de envejecimiento metabólico. Estos resultados afectan a los seres humanos porque estaríamos hablando de vivir en torno a una década más y con una mejor salud y calidad de vida.
Los responsables de este descubrimiento, los investigadores del equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que dirige la española experta en telómeros María Blasco, tratarán de determinar ahora si los telómeros hiperlargos se heredarán y tendrán sus mismas capacidades.
El ástrágalo
Curiosamente hay una planta que alarga los telómeros. El Astragalo es una planta medicinal de la fitoterapia china muy utilizada en la Medicina Tradicional China (MTC). Existen muchas especies de astrágalo, pero la más usada es “Astrágalo membranaceus” y la parte de la planta que se utiliza es la raíz. Se considera que estimula el ki, es decir la (energía vital). Es una de las 50 hierbas fundamentales usadas. Su nombre en chino significa Líder amarillo. Las propiedades del astragalus le vienen dadas por su riqueza en minerales ya que contiene zinc, hierro, magnesio, manganeso, calcio, sodio, potasio, lo que más resalta de esta planta es que contiene flavonoides importantes para luchar contra la oxidación. Se ha usado principalmente para potenciar el sistema inmunológico del organismo.
Para más información: CNIO María Blasco