El descanso llega para todos en esta época estival en mayor o menor medida y la salida de la vida rutinaria también porque es lo que tiene el verano, que se cambian hábitos en las familias y todos sus miembros llevan vidas más relajadas, sobre todo los niños, adolescentes y jóvenes que aflojan la presión que les produce asistir a clase y atender los estudios durante el resto del año. Pero lo más importante; y dicho sea de paso, no solo en vacaciones, es regalarnos una mente libre de estrés. Y ¿cómo se hace eso?, me diréis, porque muchas veces ¡nos cuesta tanto desconectar! Pues ahí va la respuesta: OBSERVANDO, viendo, percatándote, localizando, investigando minuciosamente, como si fueras Serllock Holmes con su lupa, todo lo que produce estrés en tu vida. Al observarlo ya estás actuando sobre ello, respira profundamente aporta oxígeno a esas situaciones.
¿Sabías que una mente vacía está más cerca de la felicidad? Y cuando digo felicidad me refiero a un estado de dicha interna, de plenitud. Así es, incluso nuestro propio cerebro está tan lleno de ideas que os propongo ser conscientes de ello, vaciarlo. Una buena forma de empezar a familiarizarse con esta necesaria quietud o vacío que tanto necesitamos es contemplar una puesta de sol, por ejemplo. Es como si el tiempo se detuviese y notaréis que el cerebro se expande, también contemplando la línea del horizonte o el mar. Pasear por bosques es otra alternativa y si tienen árboles centenarios, mejor, porque ellos nos limpian silenciosamente, por eso nos sentimos tan bien tras un buen paseo por el campo.
Esto como veis no es nada teórico, hay que llevarlo a la práctica y sobre todo a mí me funciona muy bien pararme en el instante en que noto un malestar corporal o mental; esa es la señal de que hay estrés, y preguntarme ¿puedo hacer esto mismo sin nervios, sin estrés, sin angustia, sin ansiedad? En esa parada y percepción de lo que ocurre ya nos estamos abriendo a un campo nuevo, facilitamos a nuestra mente despejarse y entrar en otro lugar que genera una nueva actitud. Intentarlo, por favor, y comentarme qué pasa.
Los últimos descubrimientos sobre la salud ya apuntan a que el estrés está detrás de la mayor parte de las enfermedades sobre todo en varios tipos de cáncer y todas las que tienen que ver con el sistema inmune. Cada emoción que sentimos se convierte en un proceso químico en nuestro interior y hay que ser muy conscientes de ello, incluso las últimas investigaciones de la UCLA Universidad de California apuntan a que las emociones placenteras o negativas marcan nuestro estado de salud porque varían nuestros procesos químicos internos y finalmente cada una de nuestras células porque todas están conectadas.
Lo más sorprendente que han descubierto es que hacer el bien se traduce automáticamente en una buena salud aumenta las defensas y fortalece el sistema inmune. Toda esta información, si os interesa, podéis encontrarla en el libro El Laboratorio Interior de la tanatóloga Stella Maris Maruso, discípula de Kubler Ross que imparte unos cursos, también en España, llamados PNEI (Psiconeuroendocrinoinmunología) con más de 30.000 pacientes tratados. Está siendo una de mis lecturas favoritas de este verano y os lo recomiendo con fervor porque me está encantando.
Ya sabéis, queridos amigos, una vida sin estrés es la clave para resolver muchos de nuestros problemas y un firme objetivo.
Por Elena Carrera
Directora Tu Nueva Información