El ser humano vive en el olvido de sí mismo, de su inmenso potencial, de su sabiduría, cabría decir que vive enajenado y completamente volcado al exterior que se ha desdoblado y crecido en múltiples direcciones equivocadas que le procuran una vida de constantes frustraciones y desengaños. Hoy, al escribir esta Carta como cada mes, me he percatado de que podría trasladaros mi sentir a este respecto y dado que es primavera y todo florece he conectado con la belleza de la Naturaleza y he querido trasladarla de modo alegórico a nuestro interior. Podemos y debemos, en esta época más que nunca, crear y cultivar nuestro jardín interior y se puede hacer de varias maneras que me gustaría compartir con vosotros.
El primer paso es empezar a abrir espacios interiores para el silencio y la observación, sentir la quietud sería la base, la tierra abonada donde empezar a cultivar este jardín. Para crearlo, nada mejor, como segundo paso, que proponernos paseos en solitario por una zona de bosque lo más salvaje posible al menos dos veces a la semana. Acudir a esa cita secreta con la Naturaleza y sentirla profundamente empezará a hacer germinar sentimientos de belleza y plenitud en nosotros que serán las semillas de nuestro jardín interno, las que nos conecten con nuestro medioambiente natural tan olvidado en las vidas de muchas personas que habitan en las ciudades. Sentir el pálpito de la vida natural nos ayudará a salir del hemisferio izquierdo del cerebro, el analítico, saturado y activar el hemisferio derecho, la intuición y la emoción que necesitan expandirse, manifestarse.
El tercer paso que os propongo es sentir y vivir plenamente el momento presente lo que significa vivir como ese monje oriental que describía la plenitud o la felicidad así “Cuando hay que comer, como”, “cuando hay que dormir, duermo”… ¿Qué significa eso? Que no vivía en el pensamiento. Hay que empezar a observar la zona pensante como un instrumento a nuestro servicio, que vuelva adonde le corresponde a ser un mero instrumento pero el “disco duro” donde reside nuestro condicionamiento se ha convertido en el jefe. Por eso nunca podemos acceder a lo Real y se nos pasa la vida sin sentirla, sin saborearla, sin vivirla en realidad, sin amarla.
El instrumento mental se ha adueñado de la Vida que es sagrada en sí misma y plena. ¿Por qué no podemos sentirla así; sencilla, en paz, feliz? Este mundo que hemos creado desde el pensamiento está lleno de conflictos porque es dual y sólo observando y comprendiendo esto podremos salir de ello y hay que hacerlo de manera individual.
El estrés, la angustia, la ansiedad, los trastornos mentales, la depresión etcétera, etcétera, no sólo son la base de casi todas las enfermedades de hoy día sino que son la consecuencia de este modo de vivir equivocado y febril que sin darnos cuenta se ha apoderado de nosotros. ¡Salgamos de ahí ya!
¡Feliz primavera!
Por Elena Carrera
Directora Tu Nueva Información