Vacaciones mentales

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La libertad de los encorsetamientos de la vida diaria que llevamos durante el año se produce en verano y nace otra dimensión. Nos sentimos más libres durante esta estación del año, aligeramos algo más que la ropa y el calzado porque necesitamos dejar que la mente abandone su prisión habitual. Tenemos una demanda interna que nos llama a expandirnos, a salir del camino que transitamos habitualmente y la mente se expande. Cuando esto ocurre, hasta la formación del cerebro físico puede cambiar lo que ha sido comprobado ya por los científicos.

Dar rienda suelta a la mente supone que las conexiones entre neuronas pueden hacer otros caminos diferentes a los habituales porque tienen espacio, el dejar que la mente se pierda en una puesta de sol, un bello horizonte o un paisaje hermoso hace que el cerebro descanse y se amplíen sus límites. Es muy importante el espacio mental y hay que ser conscientes de darle al cerebro, un órgano lleno de toda clase de cosas, personas, problemas, creencias, conflictos, miedos… un descanso.

Vaciar la mente puede ser un acto consciente , estar atento al presente y simplemente contemplar las idas y venidas del pensamiento es la base para hacerlo, dejar que desfilen ante nosotros la incesante cabalgata de pobladores de lo que llamamos nuestra vida o nuestro yo y contemplarlos con distancia, desapegados. Eso que parece tan nuestro no somos nosotros. La actitud de contemplar lo de dentro y lo de fuera es la llave para aquietar la mente.

El descanso veraniego viene a darnos la vida que ansiamos , con la que soñamos, una vida más natural, más distendida, más amable, con hábitos más sanos, con el agua como protagonista de nuestro día a día, sin tensiones. Démosle todo el espacio a esta realidad que nos invade y traspasemos fronteras, nuestras propias fronteras físicas, mentales o emocionales. Dejemos que nos invada la verdadera fuerza de nuestra naturaleza libre y disfrutemos de la vida en plenitud.

¡Feliz verano!

Elena Carrera

 

 

 

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