Dar las gracias es un ejercicio muy positivo porque cada vez que nombramos algo agradeciéndolo nuestro interior se fortalece y somos más capaces de ver lo bueno que hay en nosotros y en la vida que tenemos en ese momento. Nos centramos en las fortalezas y no en las debilidades.
Lo primero siempre es dar las gracias por estar vivos y vanagloriarnos de ver amanecer cada día porque cada jornada trae cosas diferentes, oportunidades nuevas. A veces no lo vemos así porque nos parece que llevamos una vida repetitiva más que nunca ahora en estos momentos difíciles.
No hay que rendirse y hay que seguir comprendiendo que todo esto pasará, pero mientras tanto hay que mantenerse erguidos y anclados profundamente en la tierra y ver en cada momento una oportunidad para superarnos a nosotros mismos.
Agradecer y fomentar la empatía con todos los que nos rodean es muy positivo porque nos salva de estar aislados rumiando nuestros problemas. Ser empáticos conscientemente es una maravillosa forma de enfrentarnos al día a día con ánimo.
Debemos agradecer el no dejarnos vencer por las apariencias y nunca lamentarnos antes de que haya motivos serios para ello y aun así buscar alternativas ya que es habitual dejarnos llevar por lo que impera en la sociedad en ese momento. Hay que bucear en nuestra realidad más profunda y sacar fuerzas sin dejarnos arrastrar por los demás al desánimo y la inconsciencia.
Agradecer, permanecer en una actitud de agradecimiento, nos libera.
Por Elena Carrera
Directora Tu Nueva Información