Su creador se dejó un día olvidado el suyo cuando se lo quitó para pasar el control del aeropuerto y pensó entonces en la posibilidad de un cinturón que evitase estos detectores no llevando ningún metal en absoluto, pero que sin embargo fuese igual de resistente.
De paso también evitaría fabricarlo en piel a pesar de lo cual sería tanto o más cómodo y confortable que el cuero. El resultado fue un cinturón hecho de un plástico recicladosuper-agradable al tacto que no pesa, se limpia con facilidad y es biodegradable de manera que además colabora a su vez en el cuidado y la sostenibilidad del medio ambiente.
Su imagen es divertida, aventurera, deportiva y se puede adaptar al momento a cualquier medida con un simple corte…difícil decidirse por un sólo color entre sus 22 diferentes tonos. Todo un invento que revolucionará el «mundo cinturón» y de paso podría agilizar también las eternas colas de las puertas de embarque. Para recibir más información o adquirirlo llama a 696 47 98 88.
Por Blanca Lesaola