El otoño es el tiempo para sembrar escarolas, rábanos, nabos, zanahorias, remolachas, espinacas, acelgas, guisantes, habas. Pero no vamos a hablar de hortalizas en esta Carta sino de buenas simientes internas. Llega la época de sembrar y debemos sacar nuestras mejores simientes porque el tiempo de introspección que nos viene es inevitable y nos conviene emular los ciclos de la Naturaleza que nos provee y nos cuida.
¿Qué tipo de simientes quieres plantar? Las simientes de la bondad, la amabilidad, la solidaridad, el sentido del humor, la simplicidad, la introspección, la paciencia, la simpatía o vas a dejarte llevar por el miedo, el estrés, el pesimismo, la antipatía, el egoísmo, el mal carácter. Todo está en tu mano.
El reto está en observar el ego, ese “animalito” centrado en las costumbres y arrastrado por creencias, hábitos y certezas que no son inamovibles en absoluto pero que necesitan ser observadas y cambiadas en pos de una mejor vida y una mayor consciencia.
Desechemos las malas cosechas y vamos a por unos buenos frutos derivados de nuestras acciones más conscientes y armónicas. Estemos pendientes del presente que es únicamente dónde tenemos la opción de cambiar y hagámoslo con alegría.
Demos lo mejor de nosotros mismos como una tierra preñada de nutrientes que pare esos ricos alimentos que nos dan la salud y la vida. Seamos como la tierra que nos proporciona todo cuanto necesitamos para sobrevivir. Aprovechemos los alimentos también para nutrir nuestro cerebro y nuestro corazón de buenas intenciones.
Que así sea.
Por Elena Carrera
Directora Tu Nueva Información