El descanso y la evasión

elenacarrera

La época estival marca un tiempo de distensión y también de reencuentro con nosotros mismos, de aparcar por unos días la vida activa o más bien habría que denominarla como vida frenética que llevamos durante el curso escolar. Junio marca la entrada del verano y con esta estación tan lúdica aparece el encuentro con la naturaleza y por ende con nuestra propia naturaleza en el mejor de los casos. Lo natural nos aporta salud, bienestar y equilibrio además de expansión que no es evasión.

Habitualmente los seres humanos en las sociedades modernas buscan evasión ¿de qué nos queremos evadir? La evasión no es atención, es dispersión, pérdida de nuestro centro, inconsciencia y proyección en los objetos externos que nos llevan a estados muy superficiales donde el yo se pierde sin remisión en todas esas distracciones. ¿Por qué habríamos de “distraernos”?, que según el diccionario significa “Estado de relajación de la atención y la actividad intelectual, falta de atención o aplicación. Y ¿por qué habríamos de “dispersarnos”? que el diccionario define como “Repartir la atención, la actividad o las facultades entre muchas cosas”.

Comprender el verdadero significado de nuestras acciones y actitudes en el día a día nos libera. Que nadie nos haya llamado la atención sobre este punto no es óbice para que no lo busquemos. Es más ese malestar interno que se siente procede siempre de no estar en el lugar adecuado de la mente que no es en absoluto la distracción ni la evasión sino todo lo contrario: la atención.

Recuerdo ahora la respuesta de un monje cuando le preguntaron su secreto para ser feliz y respondió que era muy sencillo: ”Cuando estoy comiendo estoy comiendo, cuando estoy rezando estoy rezando y cuando friego un cacharro friego un cacharro…” La pregunta que hay que dirigirse a uno mismo es: “¿Dónde está nuestra mente o nuestro disperso yo, nuestro pensamiento, cuando realizamos estas tareas?” Y la respuesta si somos sinceros sería “En cualquier parte menos en el momento presente en que realizo cualquiera de las simples faenas cotidianas”.

¡Ojo! con la evasión, amigos. El descanso viene cuando nos libramos de pensamientos y emociones que están en un lugar muy superficial de la consciencia. El verdadero descanso viene cuando la mente está centrada, observando en equilibrio, siendo testigo de nuestra vida. Haciendo sin hacer, sin esfuerzo, siendo en cada instante, viviendo el inmenso tesoro del presente ese único momento que realmente está vivo.

¡Feliz verano!

 

Por Elena Carrera

Directora Tu Nueva Información

 

Artículos Relacionados