Cada vez noto más en profundidad cuán importante es darnos cuenta de cómo es nuestro discurrir por la vida en el día a día y como esa “percepción alerta” de lo que acontece de instante en instante en nuestra persona, tiene la capacidad de cambiarnos desde la raíz. De aflojar las pesadas mochilas que todos cargamos, sacos llenos de pensamientos caducos, emociones densas y sentimientos llenos de incertidumbre y fragilidad. Al darnos cuenta de ellos nos liberamos porque caen solos. Cuando Krishnamurti hablaba de la “percepción alerta” que es un término acuñado por él, hacía hincapié en la importancia que la atención tiene en nuestra vida.
La mayoría de nuestros males nacen de no estar atentos, de no conocernos a nosotros mismos, de no haber escudriñado el contenido de nuestro “disco duro” y al no darnos cuenta de lo que hacemos, pensamos y sentimos repetimos siempre los mismos patrones en diferentes circunstancias. Mirarnos y mirar nuestras reacciones con los demás cada día pondrá en nuestras manos el instrumento perfecto para hacernos cargo de nosotros mismos de verdad. Vigilar nuestra propia persona, tal y como lo hacemos con otras personas, fijarnos en el contenido de nuestro pensamiento, de nuestro mundo emocional y de nuestra forma de actuar son la clave de la felicidad.
Nos fijamos en todo lo externo que nos absorbe e incluso en algunos casos cabría decir que nos abduce y no permanecemos atentos a este Ser nuestro inmenso al que sólo se accede prestando atención y cultivando el silencio interior. Ese es el gran secreto de la vida, permanecer atentos a nosotros mismos y de esa observación nacerá la sabiduría.
Comprendernos y querernos, no juzgarnos pero, sobre todo, intentar conocernos es el mejor consejo que se nos puede dar.
¡Feliz otoño!
Por Elena Carrera
Directora Tu Nueva Información