La responsabilidad

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¿Qué es la responsabilidad? Dar la respuesta adecuada a los retos que nos va planteando la vida. ¿Y cuál es la respuesta adecuada? Dar lo mejor de nosotros mismos. Esta es la definición más interesante y auténtica de la responsabilidad y para practicar hay que vivir muy atentos al presente para averiguar cuál es el reto. Nosotros, que vivimos habitualmente en el pensamiento y en las emociones, no percibimos que los retos son siempre distintos y la verdadera inteligencia está en “dar esa respuesta adecuada” porque entonces la vida es verdaderamente un río caudaloso con experiencias nuevas que afrontar.

Acaban las vacaciones de verano y vamos volviendo a lo habitual, comienza el curso para todos, no sólo para los niños y jóvenes, sino también para los adultos y parece que el mundo se nos viene encima porque hay que volver a esa “normalidad” que nos encasilla en nuestra vida diaria, una vida llena de tareas, compromisos laborales, sociales, familiares etc. Aunque todo sea distinto siempre a nosotros nos parece que nos cortan las alas. Volábamos libres en verano y ahora volvemos a tener que afrontar la responsabilidad individual. Es interesante encarar qué estamos haciendo con nuestra vida; si lo hacéis, veréis que puede que haya que abrir los ojos mucho más.

Los cambios son buenos y para dar; no cualquier respuesta, sino “la respuesta adecuada” que- como digo- es “lo mejor de nosotros mismos” ante cualquier situación que nos traiga la vida, debemos estar en permanente cambio, no dando nada por hecho. Muy atentos al reto presente: desde cocinar, fregar los cacharros, asistir a clase, preparar un examen, estar en la oficina, crear un proyecto, afrontar una enfermedad, relacionarnos con nuestra pareja, hijos, padres, abuelos, amigos… En este sentido no hay vacaciones y notaremos una gran energía que va creciendo con la atención. Debemos acostumbrar a nuestra mente a estar atenta y contemplar nuestro pensamiento repetitivo y conocido que es siempre la misma vieja grabación y al que hay que dejar que ocupe su lugar instrumental para realizar tareas. Eso no somos nosotros. Entonces y solo entonces podemos darnos cuenta de lo que pasa, realmente, no viviremos en esas fantasías pensadas ni en nuestros diferentes estados de ánimo.

Esa es la verdadera vida, no la pensada. ¡Es tan fácil cuando lo ves! Recordad dar la respuesta adecuada al reto, al hecho. A lo que está ocurriendo de verdad y entonces ocurre el milagro: Estarás viviendo la verdadera vida y todo se empezará a armonizar.

¡Os deseo un septiembre muy dulce!

Elena Carrera

 

 

 

 

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