Los estados gripales son enfermedades infecciosas que se manifiestan a través de distintos síntomas, siendo la fiebre uno de ellos. De hecho, la fiebre, junto con el dolor y la tos, es uno de los síntomas más buscados por los internautas, según el Observatorio e-salud de Laboratorios Boiron, elaborado junto a la empresa My Observer.
La fiebre es el aumento de la temperatura corporal por encima de los 37,5 º C y refleja una reacción del organismo en el marco de una infección o de un síndrome inflamatorio. Puede ser un síntoma aislado o ir acompañado de otras manifestaciones que ayudan a determinar el diagnóstico1.
Este síntoma es un mecanismo de defensa del organismo y no es ni banal ni perjudicial. Por el contrario, es signo del buen funcionamiento del organismo, que se pone en movimiento para combatir una agresión. Mientras la fiebre se tolere bien, conviene no intentar bajar inmediatamente la temperatura utilizando antitérmicos sistemáticamente1. En el caso de padecer fiebre es recomendable quedarse en reposo y vigilar su evolución, y ante la duda acudir siempre al médico.
La homeopatía puede emplearse, siempre bajo el consejo de un médico o farmacéutico, para aliviar la fiebre. Recurriendo a los medicamentos homeopáticos se observa un acortamiento en la duración del proceso febril. En este sentido, cabe matizar que estos fármacos no entrañan obligatoriamente una disminución de la temperatura durante la media hora que sigue a la toma del medicamento, como ocurre con la ingesta de antipiréticos.1
Los medicamentos homeopáticos se utilizan tradicionalmente tanto en el tratamiento sintomático de los estados gripales como durante el periodo de exposición gripal. Al sentir las primeras sensaciones de malestar, escalofríos o dolor de cabeza puedes acudir a la homeopatía para reducir la intensidad de los síntomas. Pide consejo a tu farmacéutico.
1. Masson, J.L. La homeopatía de la A a la Z. Mc Graw Hill. 2008.