La gran aventura de esta diseñadora afgana que escapó de Kabul con su madre y 10 hermanos. Fátima Khan premiada por sus diseños lucha por hacerse un hueco en la moda española. Es una joven diseñadora con una historia realmente escalofriante a sus espaldas: su padre, su madre y sus diez hermanos escaparon de Kabul, Afganistán, en el año 1986, estando en guerra con la Unión Soviética, y aterrizaron en España donde unos amigos les ayudaron.
«Me gustaría que me diesen la oportunidad en una firma de moda de aportar mi creatividad, ilusión y saber hacer».
La mordedura de una serpiente cascabel
-No recuerdo mucho del viaje-nos dice- porque yo estaba malísima; unos días antes de venir, me mordió una serpiente cascabel en el tobillo y estuve a punto de morir. Allí es típico: escorpiones, serpientes…, mi madre me chupó para sacarme el veneno y ella estuvo enferma también, con fiebre, muy mal. Vinimos en avión, éramos trece personas. Mis padres vendieron nuestra tienda de ropa donde vendíamos los diseños que hacía mi madre.
-Una historia muy difícil…
-Que aún empeoró porque mi padre desapareció y no hemos vuelto a saber nada de él, creemos que volvió a Kabul al año siguiente de llegar a España pero es sólo una suposición.
“Yo me considero una mujer occidental”
-Y tu madre se quedó sola con esa gran familia numerosa a sus espaldas.
-Sí…así fue. Mi madre trabajaba día y noche, casi no dormía. Gracias a amigos españoles que nos ayudaron pudimos salir adelante. Nos traían regalos en Navidad, no conocíamos esas fiestas, no sabíamos lo que eran. Nos movían para integrarnos, conocer España y son los recuerdos más bonitos que tengo.
-Tu te consideras occidental ¿No es así?
-Sí, totalmente. Me siento orgullosa de mis raíces aunque no tanto de la historia de Afganistán. Crecí en España y estudié aquí, en una Escuela pública porque no pude permitirme una privada, aunque las pruebas fueron bastante duras, pero entré sin problemas y con nota bastante alta.
-Traías como tradición familiar el mundo de la moda y el diseño.
– Lo llevo en la sangre, mi bisabuela, mi abuela y mi madre se han dedicado a ello. Mi pasión por la moda viene porque yo, cuando era pequeñita, no tenía juguetes, ni muñecas y lo que hacía era pintar figurines en papel, como recortables, y les montaba mis diseños y mis cosas. Todo viene un poco de ahí.
“En los 70 la mujer afgana vestía trajes vaporosos, plisados llenos de colorido y quiero plasmar eso en la mujer occidental”
«Mi sueño es ver a las mujeres de mi país vestidas con todos los colores de mis diseños como en los años 70 antes de la llegada de los talibanes»
-¿Qué te inspira para hacer tus diseños? -Mucho antes de la entrada de los talibanes en mi país, no la época que yo viví, la que vivió mi madre, alrededor de los años 70, los vestidos que se llevaban eran totalmente coloridos, muy vaporosos, muy plisados; todos hechos a mano, cuerpos muy ceñidos, con mucho contraste de color, pedrería, bordados…y yo quiero plasmar todo eso en la mujer occidental, trasladar la riqueza de la cultura afgana a Occidente.
-¿Tu madre te ayuda?
-Ella ya ha trabajado mucho y queremos que tenga una vida tranquila, yo lo hago todo; el diseño, el corte, lo coso…todo. Cada modelo es exclusivo, adapto esos datos de la cultura afgana, la reminiscencia de todo eso a la mujer de hoy en día porque entonces los vestidos no tenían nada que ver, eso me distingue de otros diseñadores. Los premios y la crisis – Haces Alta Costura artesanal afgana adaptada a la mujer occidental – Por ejemplo (ríe), sí, me gusta esa definición.
-La historia es que desde niña, he sido muy aplicada, muy curiosa e inquieta y con 17 años ya estaba encaminada en las Bellas Artes; con 20, terminé los estudios de Diseño y me dieron el premio Aurelio Blanco a la mejor colección de mi promoción. No me lo esperaba pero trabajé muchísimo para conseguirlo y a partir de ahí se empezaron a fijar en mí. Acto seguido me presenté a un certamen de Jóvenes Diseñadores porque me lo propuso una de esas personas; la presidenta de esta asociación. ¿A ver qué tal?, pensé, pero tampoco imaginé que me iban a dar el premio.
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De pronto llegaron los premios
-Y ganaste
-Sí. Presenté mi colección, me dieron el premio a la Mejor Joven Diseñadora y a raíz de eso se me empezaron a abrir puertas, a llamarme medios de comunicación. Fue así.
-Tu vestido inspirado en el juego del ajedrez fue la estrella del certamen y donado para un concurso benéfico con el que ganaste otro premio.
-Fue uno de los proyectos que más me llenaron. Me propusieron entrar a formar parte del proyecto como joven revelación junto a diseñadores como Agatha Ruiz de la Prada, Modesto Lomba, entre otros grandes españoles y donamos un vestido durante el Torneo Mundial de Ajedrez para construir un hospital en Congo, fue un éxito rotundo, uno de los vestidos más votados. Me llaman mucho para proyectos benéficos y ahí siempre quiero estar implicada.
«Me ofrecieron un espacio (corner) en el corte inglés y lo perdí al no poder permitirme los costes de producción de las colecciones»
-Y sin embargo ahora estás sufriendo la crisis
-Sí. Mi situación es muy difícil porque necesito una empresa de moda que me apoye. El Corte Inglés me ofreció un espacio (córner) que no me pude permitir por no poder asumir los costes de producción de las colecciones.
-¿Tu objetivo ahora?
-El primero es adquirir más experiencia en alguna firma de moda y mi mayor ilusión que algún día las mujeres afganas puedan volver a vestir con estos vestidos que sean mujeres liberadas, puedan trabajar, tener independencia y llegar algún día a mi país y ver que la mujer afgana está integrada y que yo he tenido algo que ver en eso. Para mi eso sería lo más grande.
-¿Cómo pueden contactar contigo las empresas de moda interesadas?
-En principio a través de mi mail: fatimakhan.comunicacion@gmail.com.
Por ELENA CARRERA Fotografía AGUSTIN QUINTERO