La conexión contigo mismo te espera

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Todo invita a la dispersión en el mundo de hoy y a continuos estímulos externos que nos llevan de una cosa a otra, de un entretenimiento a otro, sin centrarnos en nosotros mismos. Parece que en las últimas décadas el ser humano huye de sí mismo y se afana en acumular experiencias diversas en una incansable carrera hacia ninguna parte en la que cada día se vive sin observar de verdad la magia de la vida, con el foco puesto en el tener y no en el Ser. La sociedad de consumo hierve por todos lados generando más y más propuestas para alimentar el ego invitando a la evasión, la alienación y la desidia. Arrastra en su devenir a la Tierra, cada vez más deteriorada, y a muchos seres humanos instalados en una vida superficial, dañina, egoísta y vacía.

 

¿Qué se puede hacer ante esta deriva social? La única manera de cambiar algo es individual y hace falta sincerarse con uno mismo, observar si no nos sentimos bien con nuestra vida. Comenzar a vaciarse de todo lo que nos sobra, que es mucho, es comenzar el viaje hacia nuestro interior para conectarnos con el palpitar auténtico de la vida. Para, simplemente, Ser uno con la existencia y descubrir la Belleza que nos rodea dándole un sentido más profundo a nuestro día a día. Acudir a la fuente de donde brota la alegría y la paz es cada vez más necesario en estos tiempos que corren.

Observando, podemos percibir que muchos están intentando, en lugar de buscarse a sí mismos olvidarse de sí mismos. Esto parece ser algo nuevo en la historia de la Humanidad que a través de los siglos siempre ha buscado dar un sentido trascendente a la vida. De una manera o de otra existía esta inquietud. Una inquietud natural interna gracias a la que muchas civilizaciones nos han dejado joyas de sabiduría que expresaban de distintas maneras. Lo que se ha llamado sabiduría perenne proviene de diversas tradiciones tanto orientales como occidentales. Un saber que nos alimenta y nos engrandece, un saber natural muy difícil de transmitir, para acceder a ello hay que partir de una llamada interior “la llamada del Ser” que decía Heidegger.

¿Hasta qué punto la superficialidad se ha adueñado de las sociedades desarrolladas del mundo? ¿Y hasta qué punto se fomenta este aborregamiento de las personas desde instancias gubernamentales mundiales? Planteároslo amigos. Despertad. Porque un ser despierto no es manipulable y sabe vivir de otra forma, más hacia dentro, único lugar donde siempre arde y te está esperando la llama de la verdadera felicidad.

Por Elena Carrera

Directora Tu Nueva Información

 

 

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