Una de nuestras conjugaciones habituales para expresarnos es el modo verbal condicional; hubiera, tuviese, pudiese etc Por ejemplo decimos: “¡Si hubiera pasado otra cosa en lugar de esta que está pasando…!” Pues bien amigos siento ser tan drástica pero es que esa supuesta otra posibilidad no existe. El condicional aparece en frases en las que habitualmente nos lamentamos de algo: “Si tuviese más tiempo…” “Si viviese en otro lugar…” “Si trabajase en otra empresa…” “Si mi casa fuera más grande…”. Es uno de nuestros modos preferidos de hablar y hoy quiero llamar la atención sobre esto porque cuando algo ya se ha materializado y lo estamos viviendo en el momento presente la suerte ya está echada.
Todo está en cambio permanente y nosotros nos pasamos la vida relatando lo que pudo ser y no fue. Pero lo que no fue ya pasó. Si nos fijamos en la realidad nos será más fácil centrar la mente porque es sólo en nuestra mente donde anida esa dualidad que nos hace la vida más difícil y nos crea frustración. Os propongo observar la dualidad de la mente y dejarla partir para inmediatamente centrarnos en lo que está pasando, ese prodigio de acontecimientos que vivimos en el momento presente es la clave para ir haciendo que nuestra mente se fije, se centre y no divague tanto. Y es en ese preciso instante cuando podemos atender un problema, un reto, una noticia inesperada o lo que sea que venga con toda nuestra atención.
Al modo condicional también se le llama modo potencial porque en ocasiones se refiere a acciones hipotéticas o posibles. Darse cuenta sin opción, sin distracciones, del hecho simple de que nuestra mente es dual nos puede poner en el camino de ir descartando esos condicionales o formas potenciales de nuestra vida y atenernos a los hechos.
La filosofía oriental y el budismo, más concretamente, hablan de esas simientes que se van plantando y definen al Karma como las que ya han fructificado en nuestra vida. También nuestra tradición habla de semillas que caen en terreno fértil o entre piedras. Lo cierto es que plantamos cada día consciente o inconscientemente semillas. Todos y cada uno de nosotros lo hacemos. Mientras vivimos la realidad cotidiana os propongo preguntaros ¿qué simientes en forma de pensamientos, emociones y actos estamos plantando? ¡Atentos!
Por Elena Carrera
Directora Tu Nueva Información