La Navidad y la luz interior

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Cuando todo se oscurecía fuera el hombre arcaico buscaba la luz, iluminar su interior y esto ocurría especialmente  cuando en la Tierra llegaba el equinoccio de invierno, la época con menos luz del año. De ahí que en las tradicionales fiestas navideñas se enciendan luces para que todo se ilumine. El ser humano busca la luz al finalizar el año ante la oscuridad de su entorno.

Si trasladamos esto a nuestro psiquismo nos encontramos con que vivimos unos momentos en que todo nos ayuda a ir a nuestro interior, empezando por las bajas temperaturas, necesitamos recogernos en nosotros mismos para iluminar nuestra psique, en Navidad todo nos invita a despertar la luz de la consciencia y permanecer con esa lucidez interna que tanto necesitamos y que nace de la calma y el silencio.

Lucidez y claridad es, era y será el efecto del recogimiento al que nos invita esta época. Permanecer unidos, en grupo, alrededor de un cálido fuego. Es tiempo para contemplar y contemplarse, para parar y elevar la mirada por encima de problemas y emociones. Es tiempo de paz, de descanso y de mirar ese vacío interno del que solemos huir. Mira a tu interior y permanece observando y traspasando las barreras de superficialidad que generan nuestro malestar habitual. Atiende la llamada del Ser, como decía Heidegger, porque solo en el ser, no en el hacer ni en el tener está la verdadera calma, la felicidad sin motivo.

Te invito a vivir unas auténticas navidades sean cuales sean tus circunstancias porque la capacidad de autoconocimiento y felicidad está en todos y cada uno de nosotros. No importa el ayer sino el nuevo día que siempre trae una nueva luz, la posibilidad de despertar y vivir- como dice nuestra tradición- “en espíritu y en verdad”. La brújula está dentro de ti, esperándote. Sólo tú sabes lo que te conviene y puedes conocerte a ti mismo y aceptarte, conocerte a ti mismo y desapegarte, conocerte a ti mismo y quererte.

Vuela a tu interior donde la luz siempre está encendida, a ese lugar de la conciencia que es capaz de contemplar la vida en su infinitud y a la vez no apegarse a nada. Cultiva  una mente limpia, clara y en calma y celebra por todo lo alto la alegría de ser pura lucidez, porque ya lo somos solo que no prestamos atención a ese gran tesoro escondido. Regálate estas fiestas esa luz que ya eres.

Brindo por todos nosotros, por todo lo bueno que hay en el ser humano

¡Feliz Navidad y próspero 2018!

 

Por Elena Carrera

Directora  Tu Nueva Información

 

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