Estamos en los inicios de un nuevo ciclo, de un año que estrenamos y tengo la sensación de haberme quitado la ropa vieja y empezar a ponerme un traje nuevo dejando atrás lo que ya ha muerto y yendo al encuentro de lo vivo de esa frescura que tiene lo aún no conocido, el vibrante presente. Acabamos de entrar en el invierno y el solsticio de invierno tiene dos connotaciones muy profundas, que están en la memoria colectiva de la Humanidad: una, es enterrar semillas en la tierra donde están protegidas del frío para que florezcan en primavera y la otra hacer hogueras, iluminar calentar con el elemento fuego nuestro estar y nuestro sentir en esta estación.
Conviene recordar este recogimiento que unía a nuestros ancestros hasta hace menos de un siglo alrededor del fuego. Por el día preparaban la tierra y plantaban semillas, por la noche contaban historias frente a la chimenea e iluminaban con ello la época invernal. Propongo recogernos en nuestro interior, ir al centro de nuestro ser, acercarnos a la calidez de nuestro corazón y preguntarnos: ¿Qué semillas voy a plantar este año? Ya sabemos las muchas distracciones que nos atraen en la forma de vida actual y por eso acercarnos a nosotros mismos empieza a estar muy valorado siendo el mayor lujo que podemos cultivar hoy día.
Acercarnos a nosotros mismos es lo contrario de amoldarse a los demás, es contemplar nuestra singularidad y ofrecérnosla a nosotros mismos y a la tribu. Todos somos estrellas luminosas encerrados en “moldes” o lo que es lo mismo ¿puede un nardo convertirse en una rosa? Cultivemos nuestra singularidad y creatividad en esta época invernal, pulamos nuestro cristal interno para convertirnos en diamantes luminosos o abrirnos como flores en primavera y poder iluminar o expandir nuestro aroma, nuestra verdadera realidad al mundo.
Cultivar los espacios interiores, equilibrarnos en nuestro centro esencial es el único camino a armonizarnos con nosotros mismos y al hacerlo nos estaremos armonizando con los demás, con la Tierra, con el Universo, con el Todo y ese es el secreto de la verdadera felicidad.
¡Feliz época invernal!
Por Elena Carrera
Directora Tu Nueva Información